Hay más mujeres que hombres en la universidad, en España y también en todo el resto de Europa. La masiva incorporación de la mujer a la universidad en todo el mundo occidental ha seguido evoluciones con bastantes semejanzas. En todas las grandes áreas ha crecido ... de forma continuada hasta alcanzar o superar, generalmente, a la presencia masculina. Sin embargo, en el ámbito de las carreras tecnológicas, a partir de los años 90, se produjo un estancamiento e incluso una reducción.
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En España, según los datos de Eurostat, por cada mujer titulada en un grado universitario en las ingenierías, hay tres hombres. Ligeramente por encima de la media de la Unión Europea y de Alemania, bastante por encima de la admirada Finlandia de los informes PISA, pero bastante por debajo de Suecia. Sin embargo, Alemania casi nos duplica en el porcentaje de graduadas en la formación profesional de grado superior en los ámbitos propios de las ingenierías, nuestro talón de Aquiles.
Inicialmente, el problema de la escasa participación de las mujeres en la formación técnica se analizó desde una perspectiva de igualdad social. Se trataba de que la mujer llegase a alcanzar un desarrollo profesional similar al de los hombres en trabajos generalmente mejor renumerados que otros sectores y con mejor empleabilidad. Sin embargo, en los últimos años ha entrado con fuerza el problema de la falta de profesionales en determinados ámbitos. Eso ha añadido una perspectiva económica que ha ocasionado multitud de acciones en todo el mundo destinadas a atraer a las mujeres a las titulaciones STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, en español).
La explicación de por qué a las mujeres no les atraen las carreras técnicas en la misma proporción que otras ha sido analizada desde infinidad de ópticas diferentes: desde el efecto de los juguetes, los estereotipos en las películas, la autopercepción de las mujeres, el machismo en la sociedad y en las industrias tecnológicas en particular, expectativas laborales, la orientación en las titulaciones y un largo etcétera. Lo cierto es que, después de haber leído muchos de los estudios más relevantes, es poco menos que imposible obtener conclusiones claras más allá de que parece haber multitud de factores involucrados, ninguno de los cuales es aisladamente suficientemente significativo. A veces se encuentran contradicciones difíciles de conciliar con hipótesis de partida simples. Por ejemplo, ¿en cuál de estos dos países cree que la proporción de mujeres que se gradúan en titulaciones STEM es más elevada: España o Marruecos? Según datos del Banco Mundial, Marruecos nos supera en más de un 50%. Argelia, Arabia Saudita o Qatar están muy por delante de nosotros y de Alemania, Francia, Estados Unidos o incluso Suecia. Sorprendentemente, los países con mayores porcentajes están en Oriente Próximo y el Norte de África.
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Al análisis de las causas sigue la propuesta de acciones para corregir los resultados. Las propuestas son tan variadas como los análisis de las causas, y la evaluación de los logros es a veces imposible. Sin embargo, existe una cierta unanimidad en algunos temas. Entre ellos está que el punto crítico es el inicio de la adolescencia. Otro punto que cuenta con cierta unanimidad es que mostrar referentes profesionales femeninos tiene un efecto que se ha demostrado que es positivo. Por ello, muchas de las acciones más comunes en los países occidentales van encaminada a mostrar a mujeres que vengan ejerciendo las profesiones de interés. La propia celebración del Día Internacional de la Mujer y de la Niña en la Ciencia este 11 de febrero tiene entre sus actividades más comunes las de visibilizar referentes. Otro de los ejemplos más significativos es el Girl's Day que se celebra anualmente a escala nacional en Alemania desde 2001, dirigido exclusivamente a las niñas, con la participación de decenas de miles de personas.
También se está observando una creciente respuesta contraria a este tipo de acciones puntuales. Unas voces, provenientes de las propias mujeres, las tachan de paternalistas y simplificadoras de problemas más profundos. Otras cuestionan abiertamente las acciones que solo tienen en cuenta a uno de los sexos, bien por principio o bien porque también inciden en la crítica a ese paternalismo que no parece darse cuando hablamos de influir sobre las decisiones de los hombres. Eso llevó a que el Girl's Day alemán tuviera que ser seguido por Boy's Day 10 años después.
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Una de las claves imprescindibles para sortear las polémicas es el aval de organismos políticamente incuestionables. La buena acogida del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia le debe mucho a que la propuesta parta de la UNESCO.
De todas formas, no olvidemos que hay un problema con las profesiones en sí, también con los chicos. Por ejemplo, en los últimos 15 años apenas ha cambiado el número total de personas que se titulan en España en los grados universitarios actuales respecto a las que lo hacían en las titulaciones existentes entonces. Sin embargo, en ingeniería y arquitectura han pasado de ser el 22% de las personas tituladas a ser actualmente el 15%.
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Hay que seguir aprovechando las iniciativas que tienen más éxito y consenso como este Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, pero también conviene ir planteando otras nuevas centradas en las profesiones en sí, dirigidas a atraer personas sin más a las profesiones donde el talento empieza a escasear y quizás puestas en boca de los colectivos infrarrepresentados para mostrar referentes a la vez.
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