Decía el genial humorista norteamericano Groucho Marx, después de haber quedado arruinado cuando el Crack del 29, que «nadie se pregunta por qué suben las bolsas, pero todos buscamos explicaciones a las bajadas». El ser humano es así, y piensa que es natural que las ... cosas vayan bien y busca explicaciones sólo cuando hay problemas.

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Y en esa situación estamos ahora con los llamados 'criptoactivos', o sea ese tipo de monedas que no se sabe muy bien qué son ni qué respaldo tienen, pero que en la última década acumulan subidas impresionantes, pero que ahora, de repente han bajado en torno a un 50%, con lo cual todo el mundo busca explicación a esa bajada. Los dos principales Bitcoin y Ethereum han perdido más del 50% en los últimos meses. No obstante, hace un año ya sucedió algo parecido y ambos recuperaron posteriormente todo lo perdido con creces. Incluso fondos cotizados (ETF) en criptoactivos perdieron más de la mitad de su valor. Pero esta vez parece que podría ser diferente porque los mercados financieros mundiales están muy convulsionados y hay expectativas de subidas de tipos de interés, con lo cual los inversores pueden comenzar a tener alguna alternativa para el dinero.

El auge de los criptoactivos es enorme y se ha producido en muy poco tiempo, hasta el punto de que un 11% de las familias españolas ya posee algún tipo de 'cripto', lo cual nos podría llevar a aquella reflexión que hizo el mítico Keynes cuando afirmó: «Yo comienzo a vender las acciones cuando veo que mi chófer ya compra». La ausencia total de alternativas para el dinero, con una inflación cercana al 10% y los tipos de interés casi en el 0%, ha llevado a los inversores a buscar alternativas rebuscadas y arriesgadas para conseguir alguna rentabilidad, pero ahora parece que podría volver a imperar un sentimiento de cordura y precaución. Incluso, en pleno frenesí las SPAC o 'sociedades cheque en blanco', donde el inversor da carta blanca al gestor de la sociedad para que invierta en lo que él considere mejor, tuvieron un gran auge, pero ahora parecen estar de capa caída.

Para hacerse una idea del volumen que manejan los criptoactivos baste decir que duplican el tamaño que tenían las hipotecas subprime cuando allá por el 2007 y 2008 pincharon y desembocaron en la gigantesca crisis financiera de la que todavía nos estamos recuperando. De hecho se podría afirmar que 'de aquellos polvos, vinieron estos lodos', ya que los bancos centrales para evitar un shock total en los mercados financieros y para evitar el crack de países gastadores como España, pusieron los tipos de interés en el 0%, lo cual acabó generando esta gigantesca inflación. Incluso el Banco de España advirtió recientemente que había un «riesgo sistémico» ya que España mueve más de 60.000 millones de euros en criptoactivos.

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Un alto dirigente del BCE, como es el italiano Fabio Panetta, ha vuelto a reiterar la necesidad de tener una regulación internacional para ese tipo de activos y no duda en advertir a los inversores de que podríamos estar ante un caso de libro de 'Estafa Ponzi', en la cual unos inversores acuden como moscas a la miel atraídos por las altas rentabilidades que obtienen los anteriores… Hasta que deja de ser así y pierden todo lo depositado. El sistema no es nuevo y ya en el siglo XVIII se conocían esas prácticas bajo la etiqueta de 'robar a Pedro para pagar a Pablo'.

Aunque hablando del 'Método Ponzi', los inversores incautos acuden atraídos por la avaricia y codicia sin que nadie los obligue, mientras que los cotizantes a la Seguridad Social lo hacen obligados, aún sabiendo que el sistema es insostenible en el futuro, ya que son necesarios casi cuatro cotizantes por jubilado y en España no hay ni dos y en Asturias sólo uno. Si el PIB se midiese por mascotas, en Asturias seríamos una potencia mundial de primer orden.

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No obstante, también hay que tener en cuenta que los bancos centrales no ven con buenos ojos a los criptoactivos ya que ven en ellos a una competencia que puede acabar con su monopolio del dinero y, también, porque dada su opacidad y falta de regulación, en algunos casos, son refugio de dinero de dudosa procedencia.

En cualquier caso los denominados criptoactivos, los cuales ya tienen de enigmático hasta su nombre, también son opacos en cuanto a las razones por las cuales su cotización sube y baja como en una montaña rusa, no apta para cardiacos.

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