Hoy se cumplen veinte años de la colocación de la primera piedra de la ampliación de El Musel. Dos décadas desde que un gobierno socialista, ... con valentía y visión, apostó por transformar el principal motor económico de nuestra ciudad. Porque para eso está la política: para cambiar las cosas, no para comentarlas desde la barrera.

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Y en estos veinte años hemos aprendido algo: somos prisioneros de nuestras palabras y de nuestros hechos. Especialmente quienes, en algún momento de

nuestra vida, nos hemos dedicado a lo público. Lo recordamos porque hay quienes, como Carmen Moriyón, llevan demasiadotiempo escapando de su propio pasado. Quienes se mueven cómodamente entre titulares grandilocuentes, infografías sin alma y promesas que se deshacen en cuanto toca gestionar. No tienen proyecto para Gijón, ni lo buscan. Ni lo quieren. Y, desde luego, tampoco quieren que se recuerde el pasado. Pero las hemerotecas están para algo.

Están, entre otras cosas, para recordarle a la alcaldesa que no hace tanto se permitía insinuar que en la obra de El Musel –judicializada por aquel entonces– los gestores socialistas eran, según ella, «conocedores de lo que pasaba». Acusaciones veladas, sin pruebas, pero con claro interés político. Insinuaciones, siempre insinuaciones. Un terreno en el que Moriyón es ya toda una experta. Pero hoy, todos los tribunales han ratificado la legalidad y la limpieza de aquella obra. Lo

que no han podido ratificar, en cambio, es la propia gestión de quien hacía esas insinuaciones. Porque pasará a la historia como la única alcaldesa de Gijón con una sentencia por uso indebido de dinero público.

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En cambio, lo que sí queda de aquella etapa es la huella de un presidente como Tini Areces, que siempre dijo que, en política como en la vida, pelear por aquello en lo que uno cree es un placer. Y que hay que pelear siempre. Porque no siempre se gana, pero siempre se avanza. Y otros seguirán la lucha.

Él consiguió, hace veinte años, 600 millones de euros para acometer la ampliación del puerto. Hoy, esa cifra es exactamente la que se invierte en el puerto de Valencia. Una muestra más de que Asturias, con visión, supo adelantarse a su tiempo.

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La ampliación de El Musel y la ZALIA son hoy piezas fundamentales para posicionarnos como nodo logístico clave en el norte peninsular. Infraestructuras

que nos sitúan en una posición privilegiada para atraer inversiones de primer orden.

Y estoy convencido de que Gijón va a asistir a su segunda gran transformación, pese a la desidia de Moriyón, gracias a todos los proyectos que los gobiernos socialistas tienen en marcha.

Como decía el grupo Barricada: «No hay tregua». Ni con el olvido, ni con la desmemoria selectiva

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