Los puentes sólo se cruzan al llegar a ellos

Esa anticipación mental nos lleva a vivir a caballo entre el presente, que es lo que hay, y el futuro, el luego o el después imaginado y por tanto nos lleva a vivir en tensión vital, en ansiedad y, con ella, en temor a los males que se nos avecinan. El caso es que quien vive preocupado por cualquier tema vive angustiado, mientras no se despejen sus dudas y temores.

Los especialistas en vivir preocupados tienen la losa encima de que nada más que una preocupación se despeja o desvanece, enseguida se encuentran preocupados por otro asunto nuevo, no les falta motivo.

El caso es que si les preguntas si siempre que estuvieron preocupados se cumplió su temor te dirán que nunca o casi nunca. Y es verdad, porque ya está estudiado y estadísticamente comprobado, y el lector puede hacerlo, que de lo que nos preocupa solo el seis por ciento se cumple, y ese pequeño porcentaje no suele suceder con la gravedad e importancia con que uno lo había imaginado.

Sé que es fácil decirlo, pero conviene recordar que lo que no está en la conciencia no existe o eso dice nada menos que la física cuántica y como es una ciencia, no una mera opinión, habrá que hacerle caso. Es una buena forma de reducir la angustia, la opresión en el pecho, la taquicardia, el dolor de cabeza y las ganas urgentes de ir al baño, entre otras varias cosas.

De todas formas, bueno es esperar hasta ver qué sucede, o lo que es lo mismo, paciencia hasta que llegue el puente para poder cruzarlo.