Fue John F. Kennedy quien en su discurso inaugural dijo «no te preguntes qué puede hacer tu país por ti sino qué puedes hacer tú por tu país». Ocurre en todas las latitudes. Si nos ponemos a escuchar u observar el comportamiento colectivo, es altamente ... frecuente que los ciudadanos tendamos a preguntarnos, esperar y protestar por lo que los demás pueden y deben hacer por nosotros. Las quejas surgen diariamente en nuestra conciencia y emergen en nuestras conversaciones por los incumplimientos de los demás en todos los niveles. Y llevamos razón, pero ese malestar no sirve más allá del puro desahogo. Al contrario, la irritabilidad y la agresividad se extienden envenenando el ambiente social y personal.

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Por eso viene bien recordar las palabras de aquel ilustre presidente y pasar a la acción de preguntarse qué estoy haciendo yo bla, bla, bla para implicarme y empezar a cambiar la parte que nos toca.

Se puede aplicar este comportamiento en la familia y en todas las instituciones, pues todos somos miembros de varias de ellas a distintos niveles. Somos usuarios, integrantes de diferentes comunidades y finalmente ciudadanos de un estado.

En lugar de esperar a que otros cumplan sus obligaciones o criticar, se debería empezar por uno mismo a cumplir la parte que nos toca en todos los aspectos. Si es en el terreno sanitario, poniendo los cuidados pertinentes. Si es en la pareja o en la familia, aportando nuestra parte positiva y cumpliendo bien nuestros compromisos. Como empleados, ídem de lienzo, sin tener que esperar a que cambien los jefes. Si es en el tráfico, no esperar a que el Ministerio arregle las carreteras. Si en la limpieza de la ciudad, no ensuciando, escupiendo, arrojando el vacío paquete de tabaco en una acera o no limpiando las cacas de nuestro can. Y así sucesivamente. Cada cual puede decir que su acción es pequeña y limitada, y es cierto, pero también lo es que la suma de miles y millones de actuaciones en la dirección apropiada y constructiva consigue un cambio progresivo, pudiendo llegar al conocido efecto mariposa y recordando que muchos pocos hacen un mucho.

El caso es que existe una tendencia a centrarse en exigir responsabilidades, obviando comenzar por cumplir las propias para ir contribuyendo a resolver los distintos problemas.

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