El FOMO (Fear of Missing out) o, lo que es lo mismo, el miedo a perderse cosas, va ganando por goleada frente al JOMO (Joy of Missing Out) o, lo que es lo mismo, el gozo de perderse cosas.
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El FOMO se ha acentuado después ... de la pandemia. Parece que muchos han tomado conciencia exagerada de que la vida es corta y uno no puede perderse eventos y placeres, aunque caros, y, por tanto hay que apuntarse a cualquier bombardeo. Así se explica que haya restaurantes caros o carísimos que tienen reservas hasta dentro de un año o de dos años. Un escándalo. Lo mismo los conciertos de las figuras top del momento. Lo mismo los viajes. Hay una fiebre intensa de no perderse viajes, monumentos, experiencias y todo cuanto antes, antes de que la parca nos lleve por delante. No es que este fenómeno fuese inusual antes de la pandemia, pero ahora se ha disparado hasta niveles que rayan en el escándalo. Y se va contagiando el fenómeno. Es una manifestación del estrés de apurar la vida en todos sus momentos, como si no pudiésemos disfrutar a menos que metamos en la boca más de lo que podemos masticar.
Afortunadamente, frente a esa corriente va creciendo, aunque en menor medida, la de disfrutar de las cosas sencillas, ordinarias y al alcance de todos. Muchos optan por priorizar el saboreo de cosas tan sencillas como un aperitivo con una cervecita, conocer los lugares muy cerca de nosotros, y vivir toda clase de experiencias que están a nuestro alcance, aunque uno se pierda ciertas cosas especiales, sin que supongan un problema vital o poco menos. Disfrutar es de lo que se trata sin forzar la máquina ni someternos a la angustia de vivir sensaciones especiales.
No es que vivir esas sensaciones sea algo inconveniente ni mucho menos, pero no a esa velocidad y con esa impaciencia.
Los del FOMO corren el riesgo de perderse el gozo de las cosas sencillas de la vida ordinaria, al vivir en función de las extraordinarias, que no ocurren ni pueden ocurrir día tras día.
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En fin, amigos, esto nos ha traído la pandemia, entre otras muchas cosas. Quién nos lo iba a decir. Lo que tiene de positivo es la aumentada conciencia de que la vida es breve (aunque ya lo sabíamos) y por ello hacemos bien en disfrutar de lo sencillo y raro, pero sin estridencias. Algo tenía que tener de positivo el Covid 19, después de tanta ruina y tanta muerte.
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