El entusiasmo viene a ser un estado de adhesión fervorosa, acompañada de un deseo ardiente, de una fe inquebrantable en conseguir lo que se busca, ... la meta , el objetivo, el fin. Si se dispone de entusiasmo y las mínimas condiciones favorables este tipo de personas son capaces de traspasar barreras aparentemente infranqueables o que a otros les parece que son tales. Contagian a su paso al ponernos en contacto con ellos. Destilan positivismo, confianza ciega y seguridad en ellos mismos. Contagian a quien tiene la suerte de contactar con ellos y arrollan derribando esas barreras y traspasando límites. Es tal su fervor que se hace muy difícil que no consigan lo que quieren.
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Es difícil encontrar estos seres, porque lo que abunda es la falta de interés, pero si los encuentras verás que sobresalen en medio de las demás cabezas del entorno y resplandecen inundando con su luz el ambiente que pisan.
En las antípodas se encuentra la falta de interés o de motivación acompañados de baja concentración en lo que hacen. Esto abunda más porque el entusiasmo supone un gran esfuerzo en lo que se persigue y una voluntad indómita.
El entusiasmo no es un don que se hereda ni una cualidad innata. Nace más bien de una decisión de perseguir una meta e ir descubriendo que obtiene resultados lo que a su vez realimenta el proceso y desemboca en muchos casos en esa fuerza arrolladora.
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El entusiasmo es algo que se puede sembrar en uno mismo o en los demás. El caso es cultivarlo y una vez cultivado pasa a formar parte integrante del sujeto.
Si uno desea experimentarlo solo tiene que decidir la meta a la que dirigirse, imaginar que puede conseguirla o visualizarse en la conquista y apartar de inmediato cualquier pega, obstáculo o barrera, fijando la atención en la meta para no perder el sentido de la dirección de las acciones que conducen a ella.
Hasta aquí la convicción es mental sobre todo. Pero si se quiere culminar hará falta sentirse emocionalmente inundado de esa fuerza que llene todos los poros y tejidos sobre todo a la altura del abdomen y pulmones. El sentimiento hincha las dos partes y desciende después por las extremidades que son las que culminan el proceso moviendo el mundo o el micro mundo del sujeto. Así es como se empieza. En todo caso es un estado más que maravilloso y merece bien la pena comprobarlo.
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