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Lo que merecen Gijón y Asturias

Lo que merecen Gijón y Asturias

EN POCAS PALABRAS ·

Domingo, 2 de mayo 2021, 11:43

El área metropolitana de Asturias ha experimentado una de sus periódicas resurrecciones después de dos años silente. El Principado sostiene que no ha dejado de trabajar en su desarrollo, dejando a un lado las veleidades políticas, que nunca han llevado más que al absurdo. La Administración regional prefiere hablar de los proyectos que harán tangible para los ciudadanos la construcción de una ciudad astur en el centro de la región. El más antiguo de todos, la construcción de la nueva estación de Gijón, el eje que debe distribuir el transporte público de pasajeros en la mayor ciudad de la región, también la conexión con Oviedo y Avilés y los viajes en tren y autobús de largo recorrido. Estación Asturias, la llamó algún político en un ataque de grandilocuencia, para refrendar su carácter de estación término de la alta velocidad en la región. Nadie duda de la importancia de una obra que se estrella con las paradojas de la realidad. La más evidente, que tras veinte años de grandiosas promesas, estudios e inconcreción, el Gobierno invoque ahora la austeridad y unas prisas a las que no pone fecha. A diferencia de otras ciudades, al Ministerio de Transportes le resulta difícil hablar de plazos en Gijón, donde las palabras urgencia y prioritario llegan tan sobadas que suenan poco creíbles. Sobre todo, porque el tiempo que en Asturias los políticos han perdido discutiendo, les ha alcanzado en otras ciudades para inaugurar una estación de AVE, celebrar su primera década y hasta concretar una ampliación para adaptarse al futuro.

Durante los últimos años, la Administración ha aprendido que los ostentosos planes para financiar las obras con cargo a las operaciones urbanísticas terminaban con frecuencia en colosales fiascos. Pero tampoco parece justo que Gijón tenga que pagar el convite de otros. Y sea o no la intención, es lo que parece. El ministerio de José Luis Ábalos ha enviado al Ayuntamiento un dibujo que avanza lo justo en la supresión de barreras más allá de las vías ya eliminadas, que apenas deja en apeadero la estación de autobuses y propone una calle elevada de esas que se intuyen verdes en los planos y acaban en moles de hormigón. Acompañando al boceto, casi un ultimátum. Coger lo que hay o seguir a la espera, sin fechas ni financiación comprometida. A la Alcaldía le queda aceptar con la alegría que espera el Gobierno un recrecido que se intuye lejano a lo tantas veces prometido o afrontar un debate en el que ahora no cabe la coartada de la discrepancia entre partidos. Esta vez se trata de lo que el Gobierno cree que merecen Gijón y Asturias en gasto, plazos y ambición. El presidente del Principado ha dicho que lo importante es que la estación se haga de una «santa vez». Pues eso, y a ser posible, pronto y bien.

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