Mejoras fiscales para jóvenes

El Gobierno de Portugal trata de retener a la juventud con rebajas en el impuesto de la renta

Domingo, 13 de octubre 2024, 02:00

El Gobierno portugués lleva como elemento diferencial en el proyecto de presupuestos para 2025 un programa de ventajas fiscales para los menores de 35 años que merece ser estudiado en España y en el resto de países de la UE. Cuando los jóvenes accedan al mercado de trabajo podrán disfrutar durante una década de una reducción sustancial en el Impuesto sobre la Renta, siempre que sus ingresos no superen los 28.000 euros. El primer año quedarán exentos de pagar dicho tributo. En los tres siguientes ejercicios sólo tributarán por el 25% de sus ingresos. Del quinto al séptimo año pagarán por el 50%. En los tres ejercicios que quedan hasta completar la década, la tributación alcanzará hasta el 75% de su renta. El Gobierno considera que 350.000 jóvenes se beneficiarán de las reducciones fiscales, que tendrán un coste para la Hacienda portuguesa de 645 millones. El objetivo del trato fiscal favorable es detener la marcha de los menores de 35 años al extranjero. Un 25% de los portugueses que se encuentran entre los 15 y los 29 años vive fuera de su país.

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Las dificultades económicas de la juventud portuguesa y su éxodo hacia países más ricos no constituyen un caso aislado porque de esa misma tendencia participan españoles, italianos y griegos, por no referirnos a las dificultades de los jóvenes en los países de más reciente adhesión a la UE. Incluso, en naciones como Francia, la juventud tiene unos índices de paro y empobrecimiento desconocidos: la riqueza de los menores de 40 años se ha reducido a la mitad con respecto a la de los franceses de 50 a 59 años, en las últimas cuatro décadas. En ese contexto, la política de los beneficios fiscales para la juventud es una opción interesante.

El envejecimiento progresivo en España, especialmente intenso en Asturias, ha provocado un desequilibrio económico dentro de la población que pasa desapercibido en el debate político. En el año 2000, la riqueza (bienes inmuebles, dinero, valores mobiliarios, etc.) de los mayores de 75 años era similar a la de los menores de 35. Veinte años más tarde, la riqueza de los mayores de 75 años había crecido un 145% y la de los jóvenes se desplomaba en un 35%. Ese cambio espectacular se debe a una política fiscal que transfiere, continuamente, recursos que se sustancian en el mercado de trabajo hacia las personas de más edad. El monto de los impuestos y cotizaciones a la Seguridad Social que asumen los jóvenes duplica a lo que aportan los mayores. Una diferencia que se hace aún mayor desde el pasado año, con el Mecanismo de Equidad Intergeneracional, que supone una cotización adicional a la Seguridad Social para fortalecer las pensiones. El desequilibrio económico se agudiza por el lado de las subvenciones. La mayor parte del gasto social tienen como destino la tercera edad, mientras que los jóvenes reciben pocas ayudas públicas. Sus ingresos solo crecen un 26% por la vía de las subvenciones, debiendo reseñarse que la mayor parte de ese aumento no es monetario, sino en especies: la educación pública. Las personas mayores reciben la mayor parte de las ayudas en dinero (pensiones). Hay otro elemento que entrelaza a jóvenes y tercera edad, la vivienda. Es fuente de ingresos para muchos jubilados, por haber invertido en vivienda, mientras se convierte en un gasto para los jóvenes que viven de alquiler en las casas de los mayores.

Ante este panorama de desatención a los jóvenes, bien podría el Principado incluir en su 'vía fiscal asturiana' más beneficios para las personas hasta los 35 años. El discurso del retorno del talento debe empezar por retener lo que aún reside en Asturias. Hay una regla fiscal intergeneracional que nivelaría el reparto de subvenciones: cada euro adicional en ayudas para la tercera edad, debe destinarse otro euro en subvenciones para la juventud. Serviría de guía para confeccionar los presupuestos sin sesgos etarios. Una política fiscal tan descompensada está influida por el comportamiento electoral de los grupos sociales. Otro factor que quedaría anulado si en los programas electorales hay más reclamos para los jóvenes.

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