Rue del Percebe
Los abstemios se asoman al balcón, pero beber con moderación sigue siendo el chiste de la azotea
Marta San Miguel
Lunes, 6 de enero 2025, 00:22
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Marta San Miguel
Lunes, 6 de enero 2025, 00:22
Los balcones de la Puerta del Sol en Nochevieja me recordaron este año a la tira cómica del 13, Rue del Percebe: el cambio de tiro de cámara al que jugó RTVE nos mostró una visión totalmente distinta a lo que estábamos acostumbrados a ver, ... y al fin pasamos de la fachada de dos bustos parlantes a ver las tripas del edificio. Cada quien eligió la ventana que le dio la gana para asomarse al último día del año, y entre el saludo en directo de los presentadores de La1 a los de Antena 3 como buenos vecinos, entre alocuciones en catalán y en euskera, entre los ánimos a Valencia y el alegato a la lactancia, yo me quedo con la normalidad con que vimos el brindis con 'Champín' de Broncano. El presentador no bebe alcohol, no le gusta, le sienta mal, y tras media vida dando explicaciones sobre su abstemia voluntaria, la sublimación llegó en la Puerta del Sol, el epítome de lo paradójico a la vista de lo que pasó después.
Desde que comimos las uvas, veo y leo cada vez más artículos en los que se analiza ese cambio de tendencia en los jóvenes que ven el consumo de alcohol con malos ojos, casi tanto como el tabaco, y que pregonan una vida saludable, de dieta fina y deporte, como si tuvieran una conciencia del valor de su cuerpo superior a la nuestra, infraseres que trituramos nuestro hígado a golpe de garnacha. Ojalá fuera así de fácil narrar el supuesto cambio que estamos viviendo en torno al alcohol, pero me temo que también en esto seguimos siendo inmoderados. Seguro que conocen gente que no prueba el alcohol, pero también a unos cuantos que se agarran cogorzas medievales.
Esa misma Nochevieja en la que España se asomaba a otra definición de sí misma, entre la improvisación, el humor entre balcones de distinto tinte ideológico y el brindis sin alcohol, en la ciudad en la que vivo miles de jóvenes se reunieron horas después en una calle del centro con cachis y botellas y bolsas de plástico. Una amiga, que vive en esa calle y está acostumbrada al ocio nocturno, hizo un vídeo por la ventana de lo que estaba pasando a unos metros de su almohada; acto seguido, se tomó un Lexatin, se puso tapones y recibió el nuevo año así, escondida de la espléndida barbarie. Al día siguiente, los servicios de limpieza recogieron 145 toneladas de basura generadas por el botellón que se montó.
Por mucho que los abstemios empiecen (por fin) a estar bien vistos, lo de beber con moderación es el chiste de la azotea de Rue del Percebe. Lo llaman fiesta, pero yo no sé cómo llamar a esta falta de moderación, y para muestra lo que pasará hoy: me pregunto cuántas toneladas de plástico y cartón dejarán tras de sí los Reyes Magos.
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