El 40% de las plazas de Educación Infantil ofertadas este año en Gijón se han quedado libres. La razón, sencilla: no hay niños. Si escolarizásemos perros, que igual no andamos lejos, desaparecería el problema. Hicieron algo así en un colegio francés: para que no les ... cerrasen un aula, matricularon a cuatro ovejas. Y los pequeños, encantados, claro: las reinas del recreo. Pero esa es otra historia.
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El caso es que el sistema debe adaptarse a los números, pero sin dejar de buscar una solución, porque la opción de una sociedad sin niños tiene, cuando menos, poco futuro. Lo curioso de estos datos es que frente a decenas de colegios que no cubren en cupo, unos pocos se ven desbordados por la demanda y obligados a sacar listas de 'no admitidos'. Y más curioso todavía es que en ese puñado no haya centros públicos, son todos (o casi, porque se salva uno) concertados. Un detalle que debería llevar a nuestros dirigentes como mínimo a preguntarse por qué y, en lo posible, a hacerlo sin menospreciar el criterio de padres y madres de las criaturas.
Mientras tanto, el Principado está inmerso en la puesta en marcha de la red de 0-3, que tiene nombre, Les Escuelines, pero le falta casi todo lo demás. Lo primero que han dejado claro es que en ese tramo no habrá acuerdos con centros existentes. A lo mejor por si pasa como en Infantil. Pero acceder a una de esas plazas sigue siendo una suerte de lotería, con listas de espera nivel hospitalario. ¿Los niños? Bien, gracias.
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