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Cualquiera que conviva con un adolescente a menos de un kilómetro a la redonda sabrá que la adolescencia hoy empieza sobre los siete años y que la vida para ellos se divide entre lo que les renta y lo que no. Lo que siempre vino ... siendo 'merecer la pena'. Me acordé hoy del verbo de moda, que seguro que mientras escribo ya se está pasando, porque la cultura renta. Siempre lo ha hecho. Renta porque es lo que nos convierte en humanos, pero renta también económicamente. Que se lo pregunten a Bilbao. Huelga ya hablar del efecto Guggenheim. O de los beneficios para León de un MUSAC que han sabido integrar en la ciudad o para Santander del Centro Botín. Por eso la idea de que Tabacalera sea un tractor cultural, una marca Gijón, un buque insignia, es una idea buena. Lo que ya no lo sería tanto es pretender partir de la nada, hacer de Tabacalera una especie de museo cero. Gijón tiene equipamientos que merecen estar en ese polo cultural aunque no estén en Cimadevilla. El Museo Piñole es uno de ellos, y en el centro, que lo del virtual traslado a la llamada Casa Mariñana es de chiste: solo hace falta acercarse por la caleya de Cabueñes en la que no se cruzan dos coches y ver sus dimensiones. Otro, y aún más importante, es la Laboral y su Centro de Arte y Creación Industrial. Es hora de que Ayuntamiento y Principado, dueño de la cosa, se pongan de acuerdo y sepan impulsar una inversión que está ahí y que, sin duda, renta. O debería rentar. De momento, los domingos cierra por falta de personal. Surrealista, bro, diría el adolescente.

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elcomercio La cultura que renta