Que la infancia no es lo que era lo sabe cualquiera que se relacione a menos de un metro de distancia con un niño. O niña. ¿No ven? Hemos mejorado en mucho y empeorado en algo más, pero hay clásicos que ni se pierden ni ... se perderán por más que venga la inteligencia artificial a ocuparse de la educación de nuestros hijos. El chantaje navideño es uno de esos clásicos infalibles. El 'pórtate-bien-que-están-ahí-los-Reyes' se mantiene intacto. Yo me oigo a mí misma con la cantinela entre 2 y 14 veces al día. Y eso es justo lo que le ha dicho el Principado al Ayuntamiento con el intercambiador del Humedal. «Si Gijón no ve viable el intercambiador, no hay garantía de dejar los fondos europeos en la ciudad». En lenguaje de chigre: O con hangarón o sin perres.
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Pues volviendo a los clásicos, la respuesta podría ser más de abuela que de niño, porque a lo mejor frente a esta «oportunidad de financiación extraordinaria que nos permite abordar proyectos vinculados a la movilidad y condiciones de habitabilidad» (transcribo literal del consejero Alejandro Calvo) podemos alegar un 'qué necesidad la del gastar por gastar'. Vamos que quedamos como estamos y tan a gusto. O casi.
Nos queda aprovechar tan entrañables fechas y pedirle a Melchor, Gaspar y Baltasar una estación, pero una, por favor. Eso o un relator, ahora que lo solucionan todo.
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