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Entre Libertonia y 'Pudriella Land'

En estos días de berrea y celo, allí estaban los 'cuatro tenores' con su imponente cornamenta y las hembras acercándose cautelosas

Sábado, 21 de septiembre 2024, 02:00

En la montaña, estos días soleados y… (Después de los miles de atentados unipersonales en Líbano, cualquier maldad que cuenten, la creo. A la guerra criminal de Israel en Gaza, amparada por USA, se unirá la escalada armamentística pactada por Biden y Starmer para continuar ... la guerra contra Rusia en una Ucrania agotada. ¡Pobre gente y pobre Europa! Y la pseudoizquierda y la izquierda obtusa, cero iniciativas por la paz. ¡Si gobernara Aznar, ardía España!). Decía que en la montaña, estos días soleados y limpios de septiembre son preciosos, con Orión de vuelta al cielo nocturno y los crocos a las camperas. Pero a mí me gustan todos: los invernales, con sus heladas y sus tormentas de nieve que en una noche igual cae un metro. Los primaverales, cuando ves renacer la vida por todas partes y crecer los días. Los veraniegos, días calientes con la vacada por los pastos de altura. Amaneceres de sol con música de cencerros y atardeceres de niebla con los mugidos que llaman a los xatinos a recogerse y cenar. En Libertonia, el año pasado no se oyó ni un venado bramar por estas fechas: ¿serían los lobos que acabaron con ellos o la enfermedad hemorrágica epizoótica que tantos mató en el sur de España? Pero este año, en estos días de berrea y celo, allí estaban los 'cuatro tenores' con su imponente cornamenta y las hembras, acercándose cautelosas. Los jabalíes, también desaparecidos, volvieron a pasar y dejaron las camperas y los prados convertidos en patatales. Cuando no se les veía, se decía que andaban por las zonas bajas huyendo de los lobos… Entonces, ahora, ¿será que no hay lobos por la zona? El jabalí es muy inteligente y muy valiente y batallador. Los corzos escasean y no se dejan ver. Los rebecos estarán en lo alto de las cresterías. No se vieron rastros del paso del oso. Los buitres leonados están de festín con las piezas que les dejan los cazadores, que sólo se llevan la cabeza como trofeo. ¡Qué poco se sabe de la naturaleza real, no de la libresca, igual de tierra que de la mar!

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