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Tiene su gracia no ser de la iglesia de la 'memoria histórica' y escribir de memoria. Decía Ramón de Ramones que «el español lo que quiere es que nadie le mande y tener a diez o doce a sus órdenes». Es lo que me pasa ... a mí. Más una secretaria que ponga orden en la leonera. Secretaria, sí; no secretario, que suelen salir antipáticos y cotillas. Le dices a la secretaria: «Oye, Lola, manda a uno que se entere de qué tiempo hizo entre primeros de agosto y finales de octubre del 37 y del horario de pleamares y bajamares». Sí, porque no es lo mismo vadear la ría de Tina Mayor y el Deva en pleamar que en bajamar, y el puente de Unquera ya lo habían volado los dinamiteros de 'El Seta' (José Roces Cueto), que eran unos hachas, aunque escasease ya la glicerina. Y si llovía o había niebla, los aviones de la Legión Cóndor no podían bombardear y sin ellos, los nacionales no avanzaban. «Lola: ponme con el 'Dire' que voy a proponerle que el periódico organice una recreación de la batalla del Mazucu con los neoantifranquistas de milicianos/as. Salida de Unquera, con mosquetón, cartucheras y correaje, 75 balas, dos bombas de mano, casco, manta, unas latas y un trozo de pan, la bota vino y de alpargates». ¡Hala, monte arriba, llueva o haga sol! Sería un exitazo. Crónicas, vídeos y podcasts diarios de la situación del 'frente'.
Cuando estalló la guerra en 1936, Santander (ahora, Cantabria) quedó intacta, no como Asturias que, por no hacer caso al comandante Ayza, perdió la mitad y tenía frentes por el oeste y el sur, el tumor cuartelero de Gijón (extirpado) y el de Oviedo (reforzado), el bloqueo naval y la amenaza de la aviación. La guerra no fue entre autonomías, como pretenden los de la iglesia memorialística, sino revolucionaria, primero, y entre dos concepciones capitalistas, después: la republicana de Azaña y la nacionalista de Franco. Conquistada Vizcaya, iban a por Santander, pero la batalla de Brunete, al oeste de Madrid, en julio del 37, obligó a los nacionales a sacar fuerzas del norte (dos brigadas navarras, artillería, la Legión Cóndor…) y dio un mes y pico extra al general Gamir Ulibarri para reforzar los frentes y reorganizar sus fuerzas. Hasta que «empezamos a ver mucho revuelo y muchas boinas rojas por las trincheras enemigas», me decía un asturiano que estuvo en el frente de Burgos.
El 13 de agosto del 37 comenzó a tronar toda la artillería nacionalista y el 14 se inició la ofensiva: 400 cañones, 150 aviones y 90.000 hombres con un año de guerra a la espalda. Los italianos del CTV atacaron por el puerto del Escudo y tuvieron más bajas que el resto de las fuerzas nacionalistas juntas. En Reinosa, el batallón asturiano 'Sangre de Octubre' quedó reducido a 40 hombres. El ejército franquista avanzaba por los valles y por las cresterías, y el 24 de agosto la I Brigada de Navarra ocupaba Torrelavega y Barreda, y cortaba la comunicación con Asturias. Y mientras los vascos chaqueteaban en Santoña, en Aragón, los rojos lanzaban la ofensiva sobre Zaragoza (batalla de Belchite). Todo está relacionado con todo. Cabricano, teniente en el E. M., me contó que le mandaron ir en un coche a ver dónde estaba el frente. Antes de Torrelavega, ya vieron las hogueras del enemigo acampado por las sierras.
Lo de Santander fue un desastre, con pérdidas enormes de hombres y material. En Pesués, según me contaba Ramonín Alvarez Palomo, se quedó Pepe 'el Caleyu' con una ametralladora para cubrirles la retirada, y allí murió. En Unquera se formó un follón terrible de gente que venía huyendo. A un chavalín de Tielve que pudo escapar de la quema y quería ir a casa a esconderse, le echaron el guante en Puente Lles y le mandaron a Celorio, donde estaban reconcentrando al personal. Se volvió a escapar. Cruzó de noche (sin linterna) por el Cuera a Cabrales, llegó a Tielve y se fue a esconder a Peña Maín, que conocía como la palma de la mano. Allí oyó la voladura de la central de Poncebos y vio a los republicanos retirarse por la canal de Culiembro y a los nacionales avanzar por Camarmeña. En Pimiango, la gente del pueblo se escondió en las cuevas. Cuando entraron los moros, repartían riches de pan para que les perdieran el miedo. Por Boquerizo, pasaron de retirada los milicianos del MAOC y se llevaron la yegua del güelu del mi amigu. Cuatro chavales de Ponga… ¿Sigo? Por la paz en el mundo. Respeto a la vida de civiles y prisioneros. Alto el fuego en Ucrania y Palestina.
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