Secciones
Servicios
Destacamos
Por más que a muchos les parezca que la campaña electoral no es más que una carrera hacia un puestín, quedan aún no pocos candidatos que aterrizan en la política empeñados en mejorar su pueblo, ordenar los asuntos públicos y pasar a la posteridad por ... sus acciones. Hombres y mujeres con ambición, que no es mala cosa si no se pervierte, y a los que no es malo reconocer la valentía de someterse al examen del voto, con todo lo que ello supone. Por más que la política se empeñe en ocasiones en chapotear en los fangos, hay quien la dignifica, incluso quien contribuye a mejorarla. Algunos incluso con el sacrificio de hacer una campaña a sabiendas de que no tienen más expectativa que regresar a su trabajo al día siguiente de las elecciones. Lo mismo que al barco de la política se suben no pocos piratas bajo bandera de conveniencia también es bueno recordar que son muchos los que están dispuestos incluso a hundirse con su nave.
Para la democracia, tan necesario resulta purgar lo pernicioso como reconocer el valor de quien la defiende con su participación. Y con su paciencia. Porque antes de pegar el primer cartel electoral brotan los personajes de campaña. Efímeros en su mayor parte, pero que hacen del terreno electoral un campo minado para los candidatos. No les faltarán a nuestros líderes los 'asturgólogos', tan profundos conocedores de la realidad asturiana que durante años han recetado a todo tipo de ideologías los fármacos para la salvación de Asturias. Sin ningún éxito por el momento, lo que no menoscaba su convicción de estar en posesión de la verdad y de que otro gallo cantaría de presentarse ellos. La cuestión es que nunca lo hacen porque tampoco están dispuestos a someterse al escrutinio de los demás ni al riesgo de un batacazo.
Tampoco faltan, pululando alrededor de las siglas, los matasietes, al servicio temporal del partido o del líder de turno, que al calor de la campaña aprovechan para repartir mamporros al personal propio y ajeno. En realidad, este tipo de personajes espantan más votantes de los que suman, y pasados los comicios su función resulta tan innecesaria como antes, pero de forma tan evidente que suelen desaparecer hasta la siguiente campaña. Más perennes acostumbran a ser los emboscados, que ya organizan sus conspiraciones postelectorales antes de llegar a las urnas. Para formar un gobierno o cambiar de jefe, eso depende de los votantes. El resultado no importa, porque en cualquier caso ellos están en el siguiente episodio. Más que esperar su ayuda, a sus líderes les conviene no darles la espalda para no correr el riesgo de no enterarse de que están muertos. Con todo esto y diversas subespecies más tienen que bregar los candidatos. También con la esperanza de los asturianos y la responsabilidad de pedirles su confianza, lo que de verdad debería importarles de la campaña. Y por eso no hay que restarles mérito.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
A la venta los vuelos de Santander a Ibiza, que aumentan este verano
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.