Secciones
Servicios
Destacamos
La izquierda a la izquierda del PSOE ha recorrido un camino político casi en círculo para volver a estar casi unida. Con la caída por méritos propios de Irene Montero, Podemos cierra una etapa, se cobija bajo un nuevo cuño y asume el liderazgo en ... Yolanda Díaz, la ministra sobre la que Pablo Iglesias nunca ocultó su recelo, casi la única superviviente de las cribas internas que se sucedieron mientras el exvicepresidente mantuvo el timón del partido. La misma dirección nacional que hace unos meses defendía a Irene Montero casi sin reparar en los argumentos ni en los daños ha dejado caer sin piedad ni demasiadas explicaciones a la ministra de Igualdad para no seguir el camino de Ciudadanos hacia la extinción. La decisión se tomó el mismo día en el que Montero recibía su segundo varapalo judicial en una semana. El primer golpe, insuperable en sí mismo, fue la sentencia del Supremo que ratificó la reducción de las condenas por agresiones sexuales que los jueces dictaron a instancias de la norma aprobada por su ministerio. La 'ley del sólo sí es sí', anunciada como el gran legado de Podemos a la protección de la mujer, humilló de tal manera a las víctimas que a Pedro Sánchez no le quedó otra que enmendarle la plana a su socio, con ayuda del PP, para salvar su imagen ante la opinión pública. Por más bondades que Montero quisiera ver, los datos sepultan cualquier argumento: más de un millar de agresores sexuales lograron reducir su condena gracias a su ley y un centenar salieron de la cárcel antes de lo debido. Dos días después, el mismo tribunal condenaba a la ministra a pagar 18.000 euros a un hombre al que llamó maltratador sin que jamás hubiera sido condenado. El tribunal no solo defendió el honor de un ciudadano, sino que entre sus argumentos incluyó un interesante aviso a los navegantes de la política: la inviolabilidad parlamentaria no es una carta blanca para mentir.
En realidad, la crisis de Podemos comenzó en cuanto el poder llegó a las manos de sus líderes. Primero fueron las sucesivas invitaciones a dimitir que recibieron todos aquellos que se atrevieron a criticar en un partido que reivindicaba la autocrítica en la izquierda. Una organización que presumía de aplicar la democracia interna en estado puro defenestró líderes nacionales y regionales sin demasiados trámites ni contemplaciones. En Asturias lo saben muy bien. Tampoco ayudó demasiado el poco consecuente comportamiento de algunos, las ausencias ministeriales en los momentos de dificultad y el encastillamiento en Madrid. A estas alturas, sorprendería que Yolanda Díaz, la figura que ha emergido tras el naufragio de Podemos, quiera hacerse una foto con Irene Montero. La mejor enseñanza de su compañera de gobierno son sus errores.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.