Rocky el mapache' es una deliciosa canción de los Beatles con moraleja bíblica, que cuenta una sórdida historia de celos y posesión amorosa, sobre un escenario de 'saloon' del Salvaje Oeste. Uno de estos simpáticos mamíferos nocturnos ha sido noticia por su ejecución sumaria por ... un delito que no cometió, el de ser inmigrante ilegal e hipotético portador de una enfermedad tan común en España como es la rabia. Mapache es una palabra que procede del 'náthuatl', la lengua autóctona más hablada en Méjico, donde también se le conoce como oso lavador, por su costumbre de enjuagar la comida antes de ingerirla.
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Muchos recelamos de aquel animalismo que proyecta en las mascotas nuestra falta general de amor, propio y ajeno, humanizando a los animales y comparando sus bondades con la maldad de los peores ejemplares de nuestra propia especie. Sin embargo, también somos muchos los que creemos que se podría haber hecho algo más por esa inocente criatura de antifaz oscuro y dedos prensiles que algún pendejo adoptó irresponsablemente como mascota. Sucesos como este desnudan a los que llevan el timón, sectarios como ellos solos, adictos al 'postureo' y sordos a una parte de la sociedad civil que se afana en rescatar a los bichos secuestrados en honor a nuestro capricho y nuestro esnobismo de nuevo rico.
Hay quien no tiene mejor ocurrencia que condenar a criaturas salvajes a vivir encarceladas en sus pisos para epatar a las visitas. Después están los que dicen amar a los animales cuando en realidad solo los utilizan como forma de ganarse la vida. De día, protegiendo a lobos y osos mientras difaman a los ganaderos. Segando vidas inocentes en la intimidad de sus gabinetes insonorizados. Lastimando la ética colectiva con inyecciones letales. Son parte de un despotismo iletrado, como el de los que, saliendo de la nada y con un currículum seco como el esparto, sacan de su chistera planes que dificultan nuestra libertad de movimientos y cierran, displicentes, debates que ni siquiera se han llegado a producir, ante la apática resignación general. Este nuevo caciquismo prohíbe hasta jugar con la arena y darle forma para ganarse unos céntimos. No es que vuelva la tiranía, es que nunca se fue, y los mismos que negaron con sus votos la Variante del Pajares en 1981, sacarán pecho cuando al fin se termine una obra que podía estar acabada hace décadas. La pena es que el animalito sacrificado no se llamaba 'Feminista' ni 'Nigeriano'. Si por casualidad me encontrara con una de esas criaturas abandonadas ya sé que lo último que debo hacer es avisar a las autoridades. La ley nunca puede atropellar la conciencia. Solo otros labios taparan nuestras bocas.
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