En martes nos hallamos, como todo el mundo sabe. Segunda jornada de la semana, y día delicado para mentes supersticiosas. También es mala fecha para casarse o embarcarse, según advierte el refrán. Pocos son los que no van haciendo cuenta de los días laborables, y ... el martes es un repecho que hay que pasar regulando estrés y esfuerzos, que todavía queda cuesta hasta el próximo descanso.

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No en todos los lugares se vive igual un martes. En España, país aún de tradiciones cristianas, salimos de casa un día más con los contubernios públicos de rigor, a los que estamos ya tan acostumbrados. Nada nuevo bajo el sol: entre Koldos, amnistías, Frankensteins, Delcygates y narcolanchas, se nos irá pasando la jornada. Una semana más y la siguiente, Dios y nuestros gobernantes dirán, si me aceptan este orden. Es como si nos hubiéramos aclimatado ya, habituados a vivir en el mosqueo, la desconfianza y la decepción permanente. El surrealismo se ha instalado en nuestros noticiarios, y ya no nos escandalizamos por nada en esta vieja península ibérica. Portugal aparte, claro, que allí abundan otras ideas un poco más sensatas, y una hora menos.

En todo caso, siempre nos quedará el consuelo de pensar que, por muy chunga que esté la cosa, en otros lugares del mundo hay martes mucho más ingratos. De hecho, existen lugares en este cruel planeta en los que tantas personas quizás ni siquiera sepan en qué día de la semana están. En Gaza, Ucrania, Somalia, Sudán y algún otro territorio más no hay días de la semana, ni tampoco futuro. Hay horas y minutos, algo que por fortuna en nuestra actual sociedad nunca hemos vivido.

Una cosa nos une a todos los sapiens del mundo más o menos desarrollado; y es que, con la debida diferencia horaria, todos tenemos un martes. Hasta los chinos, con lo raros que se nos hacen, tienen martes; el día del fuego, le llaman. Los yanquis también tienen sus martes, aunque éstos, a diferencia de los demás, algunas veces le ponen a ese día un 'súper' delante. Como si fueran de Bilbao, vamos.

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En USA, la semana pasada tuvo lugar un supermartes en su calendario. Lo llaman así porque es el día en que se celebran elecciones primarias en el mayor número de estados. Dicho de otro modo, es cuando los ciudadanos estadounidenses eligen a los dos candidatos que han de concurrir a las próximas elecciones presidenciales, a celebrar unos meses más tarde. A día de hoy, sabemos que van a repetir los dos de los comicios anteriores, por insólito que parezca. Parecen no haberse cansado Joe Biden y Donald Trump de dar el cante alrededor del mundo mundial, y quieren más, hasta que el cuerpo aguante, o si les apuran, incluso un pelín más tarde.

Los Estados Unidos de América es el país con el mejor nivel educativo del planeta, de largo. Si echamos una ojeada al 'ranking' mundial de universidades, veremos que entre los diez mejores centros del mundo hay ocho de USA, y si ampliamos a las veinte mejores, nos encontramos con catorce o quince de este país. Como es sabido, la calidad de las universidades no se mide en metros cuadrados, fastuosos edificios o deslumbrantes canchas polideportivas, sino en sus logros y reconocimientos y en la calidad de su profesorado. No sería aventurado decir, por tanto, que en ese país se encuentran muchos de los mejores cerebros que pueblan este vapuleado planeta. Con la misma lógica, digamos que ha de haber cientos de personas sobradamente preparadas y con el perfil personal, académico y profesional para tirar de las riendas de un país que, como líder mundial que aún es, tiene metidos sus pies en todos los charcos de este mundo, que son unos cuantos y muy profundos.

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No me digan entonces que no es raro, alarmante o como quieran llamarlo que los que se van a jugar la partida sean, una vez más, un chiflado violento y malhumorado, y un abuelo 'cebolleta' catatónico y despistado, con todos mis respetos para los güelos, que bien ganado lo tienen ya. Parece increíble, una tremenda paradoja, que entre tanto 'gringo' competente y esforzado, se monte de nuevo este espectáculo. El cabal votante americano ni con una pinza en la nariz será capaz de depositar su boleta y preferirá tirarse a un mato. Lo de USA puede que tan sólo sea una simple metáfora de lo que está pasando en este mundo y hacia dónde parece que vamos. Rusia, Reino Unido, Argentina, Brasil, Venezuela… Por no apuntar más cerca. ¿Qué nos está pasando? Tipos estrambóticos, despeinados y aparentemente perturbados, que hasta hablan con su perro. Algunos que se reían del Vaticano y sus papas, acusándoles de 'gagás', andan ahora tan sorprendidos como callados. Esto de la política parece haber dejado de ser, ni siquiera parecer, una tímida persecución del bien común. Lo que cuenta es anular a tu peor enemigo, que a veces es tu propio compañero de partido, y seguir asomando el cuello, aunque sea a codazos.

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