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Coincidiendo con la aprobación en el Congreso de la nueva Ley de Familias, se acaba de publicar por el CIS una nueva entrega de sus cada vez más sorprendentes encuestas de opinión pública. Esta última consulta tiene un carácter más social, y resultó al menos ... más entretenida que las habituales sobre intención de voto, con las que nos suelen dejar perplejos, cuando no boquiabiertos. Se abordó en esta ocasión el tema de 'las relaciones sociales y afectivas postpandemia'. El discutido estado de alarma y su confinamiento ocurrió ya hace tres años, en el 2020, por lo que sospecho que es esta una cuestión superada, y dudo de que nos tenga ya en vilo, como si no tuviéramos más en qué pensar.
El caso es que en ese sondeo nos informan de los gustos de los españoles en cuestión de parejas, y aportan un dato que a algunos nos ha llamado la atención. Resulta que, según el CIS, al 48% de los españoles les va el asunto del poliamor. En el castellano de toda la vida, eso del poliamor viene a consistir en tener varias parejas, o dicho más en plata, en montártelo con quien te parezca y cuando mejor te venga en gana. Algunos, más modernos, lo llaman una relación abierta, que suena mucho más guay, más liberador y menos denigrante que la casposa monogamia de toda la vida, aunque en el fondo se trata de lo de siempre: andar picando, y lo que caiga 'pa la saca', bienvenido sea, que la vida son dos días.
En mi opinión, a la encuesta le faltó una pregunta fundamental, necesaria para acabar de entender la cuestión de si mola, o no, el asunto del poliamor. Al sujeto pasivo del contubernio habría que haberle preguntado si querría estar al cabo del lío, es decir enterarse de si su pareja disfruta de ejercicios gimnásticos en colchoneta ajena. Quien sabe, mucha gente tiene por norma lo de 'ojos que no ven, corazón que no siente' y quizás prefieran tener la fiesta en paz y no conocer esta serie de mundanos detalles. Obtendríamos entonces con ello otro dato social interesante. Supongamos que la mitad dice que querría saberlo, y la otra mitad, que no. Resultaría de ello que tendríamos en España un 25% de felices cornudos o cornudas, que aquí hay para todos, todas y todes. Ciudadanos caminando alegremente por la calle con finas astas de siete puntas, que no cabrían por la puerta del autobús, y tan contentos. España podría ofrecerse en las guías turísticas como el país de la paella, el sol, el flamenco y los alegres pitones. A falta de toros, habría Vitorinos callejeros, astifinos viandantes encantados de sí mismos, saludando al tendido con deportividad, y a su rejoneador particular, que los rencores son muy malos a ciertas edades.
Y digo yo que ya que se pone de moda el poliamor, también habrá que hablar de polifinanzas, del asunto de la tela. Se podría implementar la polihipoteca, para que la pague también el que anda picando gratis, y no solo la sufrida pareja. Todo a repartir, no solo lo bueno. Oiga, aquí las cargas familiares, para todo quisqui: para los titulares del pufo y para el que no consta en la escritura, pero amortiza techo y lecho. También estarían bien el polirecibo, o el polillenado de nevera; funcionarían de maravilla, y me parecen de lo más justo. Si somos abiertos, perfecto, mas para todo. No me obligues a subvencionar el yogur que le gusta zampar al poliamoroso tras vuestro momento de gloria en el catre que pago yo pero que usamos todos. Hay que regular esto, que los pitones escuecen, pero las penas, con pan, son menos penas.
Volviendo a lo del CIS, y ya en serio, aviso a quien no se haya tomado aún la molestia de averiguarlo, que este organismo nos va a costar este año nada menos que 12,6 millones de euros, y que su presupuesto se ha visto incrementado en un 57% en los últimos cinco años. El Sr. Tezanos va a cobrar este año 98.653 euros de 'ná', bastante más que su presidente, que tanto le aplaude, o que cualquier ministro. El CIS se equivoca de forma contumaz, y siempre en la misma dirección, que no es otra que la que le viene bien a quien le aumenta año a año su presupuesto y nómina. Esto sería quizás aceptable si no fuera una institución pública y, por tanto, financiada con el dinero de todos los españoles. Ya se sabe lo que piensan algunos, aquella frase de la ministra que dijo que el dinero público 'no es de nadie', pero en este país de eternas contradicciones, de malos ricos y buenos pobres, los asuntos como los del CIS empiezan a apestar. Demasiado compadreo, para digerir en una sola legislatura. El poliamor entre el CIS y el poder parece eterno, mas hay amores que matan, como se suele decir. Si me lo permiten, les sugeriría a los unos y a los otros que dejen de engañar a la gente con poliamores ficticios y por la cara, a coste cero. Bajen al españolito de la higuera y preocúpense por sus problemas reales, que son los que matan de verdad, y que, como cuenta Sabina en su canción, nunca mueren.
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