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Si te engañan una vez es culpa de quien te engaña, si te engañan dos es culpa tuya». Esta reflexión, atribuida al clásico griego Anaxágoras, fue la que me apliqué cuando Alejandro Álvarez, en su día secretario regional de la Federación de Enseñanza de CC. ... OO. y también liberado por el mismo sindicato, me propuso participar en su libro 'No era imposible'. Repetir lo del documental de Lucinda Torre no es oportuno.
Aquel atentado contra la industria asturiana en Duro Felguera, usado también como probeta del despido libre colectivo, casi gratuito, con 232 trabajadores e intento de laminación de la ley de libertad sindical, tuvo tres actores responsables: Duro Felguera –que propuso y lo solicitó –, el gobierno del PSOE de Felipe Felipe Gonzalez –que ejecutó el plan– y los sindicatos CC.OO. & U.G.T. –cómplices necesarios que actuaron como la mano que mece la cuna, firmando hasta cuatro acuerdos a espaldas de los trabajadores–.
A inicios de los 90, partiendo de un proyecto inexistente –Eurometals– y tras meses de negociación, los actores antes mencionados, firmaron para los talleres de Barros un acuerdo fraudulento en el que catalogaron a los trabajadores como excedente. Esa falsa definición supuso el origen del expediente de extinción, Duro Felguera se serviría de esa firma para presentarlo. Una anécdota muy ilustrativa fue la que se produjo a la salida de ella. El representante de Duro Felguera aseguró: «Hasta que no esté la firma de Terán, a mí no me sirve». Esto pasaría de anécdota a fundamental: la asamblea posterior con los sindicatos presionando desistió del acuerdo-engaño. Si el Comité de Empresa de Barros hubiese firmado nunca hubiésemos podido mantener criterios y argumentos hasta conseguir la ejemplar resolución de la Dirección Provincial de Trabajo del año 92. Dicha resolución fue una especie de salvoconducto durante todos los años del conflicto, pues demostraba claramente que teníamos razón. Por ejemplo ante el arzobispo Gabino Díaz Merchán y sus curas, cuestión también fundamental.
La presentación que se hizo en Avilés del libro fue en CC.OO. y participó el que fuera compañero durante el conflicto Gerardo Iglesias Campa. Elocuente amnesia con todo el daño mantenido que nos hicieron desde esas siglas y lo que dijimos en su momento, por ser cierto y repetitivo. También clarificador de comportamientos tras el conflicto. En la presentación de Pola de Laviana el autor estuvo acompañado por Alberto Rubio, uno de los firmantes, por parte de CC.OO., del fraudulento acuerdo Eurometals que propició el expediente de extinción. Por entonces era secretario de la Unión Comarcal del Nalon de CC.OO. Posterior a la firma, ante la asamblea de trabajadores, pretendió chantajear a estos llegando a decir: «Si no aceptáis el acuerdo, ya sabéis coyón contra coyón». Frase que le supondría ganarse el apodo de 'coyón contra coyón'. Este fue su primer acuerdo, el origen. Contra la voluntad de los trabajadores, a posteriori también CC.OO. & U.G.T. pactarían tres más a espaldas de estos, entre ellos ya el de la aceptación de los despidos, donde también incluyeron a los miembros del comité de empresa.
Año 94. El entonces secretario regional de la Federación del Metal de CC.OO., Guillermo Ballina, tras intentar imponernos con formas nada propias de un sindicato para con sus afiliados el último acuerdo que alcanzaron contra la voluntad de los trabajadores, aseguró: «Los trabajadores han decidido y así se asumirá, pero si se presentase la situación de nuevo volvería a hacerlo». Y así lo volvió a intentar.
Durante la campaña divulgativa del libro y en la televisión asturiana, el autor habla de «tres momentos muy importantes en la solución del conflicto», aunque en diez años hubo bastantes más y algunas claves al límite. Pero hubo algo diferenciador, mantenido, y sin ello los tres momentos de los que habla no hubiesen surtido efecto, sin ello nunca lo hubiesemos resuelto. En todo momento nos llevaron contra el muro, no s forzaron y cerraron todas las salidas, hasta intentaron una solución policial. El sabotaje fue la única manera de hacer valer la razón y la verdad que nos asistían.
Siempre los mismos comportamientos revisionistas de la historia y desde las mismas posiciones, ya sea con un documental o por escrito. Todo calculado con el fin de borrar las huellas de sus responsabilidades y/o seguir perpetuándose a costa de quienes dicen representar. Además, las complicidades necesarias e interesadas que son las que han propiciado la división del colectivo.
No pretendo con esto profundizar y aclarar las muchas pruebas y hechos que hay, eso ya corresponderá llegado el momento. Solo con estos datos, comportamientos y los comentarios de la campaña para divulgar el libro, ya son lo suficientemente reveladores. Tampoco entraré en dimes y diretes que nada aportarían, eso correspondería debatirlo en asamblea cara a cara.
Como en el documental de Lucinda Torre, presentarlo sesgado y pervertido es engañoso, especialmente si se quiere enviar como mensaje a quienes pudieran necesitarlo y/o quisieran ponerlo en práctica.
Lo expongo desde la perspectiva como portavoz de aquel colectivo unido que fue y como único representante que estuvo ante la asamblea desde antes del minuto cero hasta las prórrogas, que las hubo, además de participar en todos los procesos y de negociación para la solución del conflicto.
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