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Hace unas días ArcelorMittal anunciaba la suspensión del proyecto para sustituir los altos hornos por procesos de fabricación verde, tanto en Asturias como en el resto de plantas europeas. La razón fundamental que esgrime es la falta de resultado significativo de la tecnología del hidrogeno ... verde antes de 2030. No es posible aplicar eso que llaman energías verdes, pero las políticas de intereses espurios imponen su uso inmediato, lo que está generando consecuencias muy traumáticas.
ArcelorMittal ve una oportunidad que ni pintada y propone como alternativa la construcción de un horno eléctrico en Asturias, sin decidir aún la localidad. Pero ya adelanta que implicaría la pérdida de miles de puestos de trabajo.
Curiosamente, y coincidiendo con el anuncio de la empresa, se ha producido la segunda concentración ante sus factorías de un colectivo de activistas medioambientales denominado Rebelión o Extinción. Proponen «stop subsidios fosiles», asegurando incluso que «la DANA empieza aquí». Este tipo de activistas 'woke', defensores a ultranza de la Agenda 2030, siguen al dictado las directrices del lobby climático. El creador y financiador de esta organización, que dice ser un filántropo, es el multimillonario Chris Hohn, también accionista de la constructora española Ferrovial y defensor de su traslado a Países Bajos. Además, es uno de los más notables inversores extranjeros en la Bolsa española.
Con el pretexto de evitar la extinción y acabar con las DANAS de manera casi inmediata, entienden necesario condenar a miles de trabajadores a la pobreza, miseria y exclusión. Puro neomalthusianismo. El cambio climático seguirá su curso, las gotas frías continuarán en el Mediterráneo; los huracanes y tifones en el Caribe, como hace cientos de años; los filántropos continuarán incrementando sus millonarios beneficios y los activistas financiados seguirán como salvadores de aquello que los lobbys de turno indiquen. Para entonces será bastante probable que la desintegración de Europa sea un hecho y Occidente habrá sido derrotado definitivamente. Tal y como están las cosas, la única rebelión que puede evitar esto es la de los trabajadores y la ciudadanía.
Este proceso comenzó hace ya tiempo con la colonización de gobiernos occidentales, que han ido asumiendo estas agendas fanáticas impuestas por poderes económicos. La Ley de Restauración de la Naturaleza aprobada recientemente en la Unión Europea es un golpe casi definitivo al sector primario europeo. Y el sector secundario, en caída libre: la propia UE informa de que la industria en Europa está en declive y ha descendido a niveles de 2020. El dogma de la descarbonización inmediata bien pudiera suponer la estocada final.
El reciente informe Draghi denunció la desindustrialización de Europa, siendo bastante crítico con las decisiones tomadas por la Comisión Europea presidida por Von der Leyen. Desde la constitución de la UE, los distintos países que la componen han ido perdiendo soberanía hasta prácticamente ser nula y/o sin trascendencia. Una Comisión Europea que decide e impone las políticas que a su vez vienen diseñadas y dictadas por esas oligarquías financieras. Gobiernos como el español, poco menos que fallido, aceptan sin cuestionar nada mínimamente, con el objetivo de conservar el poder. El pin de la Agenda 2030 diariamente en la solapa del presidente Sánchez supone un gesto de fidelidad permanente.
Europa tiene un serio problema geopolítico que nos puede arrastrar a la desintegración, incluso a una gran guerra en su territorio. De momento, un dogmatismo climático impuesto como pensamiento único dictado por la Comisión Europea, admitido con absoluta fidelidad por el Gobierno español y aprovechando Arcelor Mittal, pone en jaque la industria del acero europeo.
Para Asturias supondrá mucho más: la desindustrialización programada durante décadas nos ha dejado en un auténtico desierto, que ha terminado casi por completo con nuestra cultura centenaria del trabajo. Esto es el aldabonazo definitivo hacia la nada y la liquidación de una población en mínimos, ya de por sí muy envejecida y sin alternativas. Es elocuente que, una vez más, Asturias sea la probeta de inicio para, desde los países pobres del sur liquidar la industria europea. Si analizamos, incluso podríamos percibir cómo están preparando sus garras para venir a por el verdadero tesoro escaso y de futuro que tenemos: el agua.
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