En 1967, una imberbe Asociación de Peñas Sportinguistas puso en marcha un trofeo para distinguir al mejor jugador de la temporada con votaciones de las peñas. Eran pocas, pero con puro sentimiento sportinguista. Así nació el 'Molinón de plata'.
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Alonso fue el primer premiado en ... una campaña ilusionante del Sporting, que acabó con una promoción ante el Sevilla. La entrega se organizó en un acto sencillo, organizado por el recordado Ángel Vega, primer presidente del gremio de aficionados, acompañado de apenas media docena de peñistas y algún directivo. Tres años después, el trofeo a Puente se entregó tras una comida, con alguna peña más y una representación de dirigentes de este Real Club. En la etapa del original Pepín Braña se masificó el almuerzo con casi 600 invitados entre peñas, dirigentes, autoridades de todo tipo y mucho patrocinio. Era la fiesta del sportinguismo, a la que se buscaba una fecha de partido en casa para que el homenajeado pudiera asistir.
Con el último cambio al frente de la Federación de Peñas Sportinguistas (FPS) se pasó la entrega del trofeo al 'día de las peñas', una celebración al aire libre, con actos de todo tipo, tras concluir la temporada, con lo que la presencia del premiado, ya de vacaciones, no se aseguraba. Se pensó más en la peñas que en la solera del premio.
La pandemia frenó los festejos. La llegada de Orlegi, también. Son los argumentos de la Federación de Peñas, por la ausencia oficial del club en el último acto celebrado en Laviana. Es la explicación, pero no vale de excusa.
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El caso es que están pendientes de entregarse cuatro ediciones del 'Molinón de Plata'. Es fenomenal que las peñas celebren su día de fiesta, pero el trofeo a la regularidad que votan los aficionados tiene una historia y un significado muy especial. En este aspecto, la FPS podría consultar al nuevo Sporting, porque si algo tiene de bueno el influjo del holding mexicano es la maestría en dar lustre a cualquier acto, por intrascendente que sea.
Las relaciones entre Mareo (Guerra y Joaquín) y la FPS (Jorge Guerrero) no son lo cordiales que sería aconsejable. 'Esto es una empresa y las cosas cambiaron', suele decirse desde la 'planta noble' de Mareo. No es razonable. Ni algunas exigencias de las peñas. Tampoco es entendible que haya dos asociaciones de peñas, con la consiguiente división, sumada a las que no participan ni de la FPS, ni de Unipés. Si cada uno se dedica a portar sus egos nunca habrá la unidad que necesita el club, por mucho que se guarden las formas.
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El 'Molinón de Plata', el trofeo más emblemático del Sporting, está en excedencia. Merece un trato más distinguido. Cuatro años de olvido tendrán sus razonamientos, pero no se justifican.
También está como asignatura pendiente la recuperación de los Premios Quini, nacidos con el respaldo de EL COMERCIO. La FPS debería ponerse pilas nuevas. A poder ser, alcalinas.
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