Las semanas no son iguales, aunque todas tengan siete días. Los resultados influyen. La pasada, tras dos derrotas seguidas y con 49 puntos estaba el conformismo de una permanencia sin sustos. En esta, con 52, a uno del 'play off' y a cinco del ascenso ... directo, se piensa que la gloria es posible. Las ocho jornadas que faltan, con 24 puntos en juego, son imprevisibles.

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Los marcadores cambian situaciones y opiniones. Incluso con un tono de juego que no maravilla. En Segunda se ve poco fútbol y el equipo que agrada un día la pifia a la jornada siguiente. Quienes vieron al Leganés en Huesca no se imaginarían que es el líder.

Si Yáñez no para el penalti a Carlos Martín quizás estaríamos en otra situación. En Miranda de Ebro, el Sporting supo competir y controlar el partido tras el segundo gol. En esa fase acertó el míster. Antes sufrió problemas creados por un flojo rival, lo que no empaña el triunfo. Se ganó, que era el objetivo. Como diría un playu, 'tira que libres'.

Los goles de Nacho Méndez y el paradón de Yáñez fueron clave para pensar ahora en luchar por el ascenso. Quedan los partidos contra el Espanyol, Leganés, Elche y Éibar, rivales directos, pero también el Cartagena, Villarreal B, Andorra y Eldense, que se juegan la vida por abajo y todos quieren resucitar.

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En Anduva no podían faltar los inventos de Ramírez. Esta vez fue con Hassan de 'carrilero', por cuyo lado llegaron los peligros más serios, incluido el gol y el penalti, y una apuesta por Rivera, totalmente fuera de forma. A las Ciencias Aplicadas al Deporte, la metodología médica del Sporting de Orlegi, se les escapó la preparación del centrocampista gijonés, con Varane olvidado y casi hundido. Corregidos los dos experimentos con Guille Rosas y Gaspar en posiciones más coherentes, el acierto del entrenador fue importante para consolidar el triunfo.

El sistema médico origina dudas. Ramírez presumió de que con los nuevos métodos se prevenían lesiones. Irarragorri celebró que con la remodelación del césped de El Molinón se eliminó un desnivel que influía en los problemas físicos de los atletas. Algo se calculó mal, porque Zarfino, recuperado después de catorce meses, pasó un calvario con numerosos plazos incumplidos y errores de tratamientos que retrasaron su regreso. Campuzano era baja para un mes, pasaron dos y ahora tiene otra lesión. Guille Rosas es duda demasiadas semanas. A Bamba no se sabe qué le pasa. La lista es más larga.

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Es una cuestión de conocimientos, no de que los galenos no tengan homologadas las titulaciones de México por no estar colegiados en España. Eso sólo obliga a que sus licencias en los partidos tengan que tramitarse como auxiliares. Es un aspecto burocrático, pero ilógico.

Con la temporada en juego son necesarios todos los jugadores. El retorno de Zarfino es una alegría. Es un futbolista que transmite un carácter que ahora hace más falta que nunca.

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