Sporting y Oviedo, sin cursiladas

Desde hace algunos años, la paz no es el clima habitual entre los dirigentes. Desde que hay poder mexicano se produjeron tensiones. Las primeras fueron las de Menéndez Vallina, cuando era delegado del grupo Carso en la presidencia azul. Últimamente había menos tensión, pero la limitación del aforo barato en El Molinón para visitantes, obligado por La.Liga, permitió otro litigio. La afición del Sporting va a encontrar mas recortes todavía en sus viajes.

David Guerra, que presume de un gran trabajo con una plantilla mejor que la anterior, con mucho menos dinero, prefiere no dar explicaciones del límite salarial. Es un inexperto dirigente en materia futbolística, pero un magnífico orador. Desarrolla a la perfección sus guiones. Si le pregunta qué hora es y la respuesta no figura en la chuleta puede responder que por la tarde va a llover, sin turno para réplicas. Así es el fútbol actual, con intento de control a los medios. Cada vez convence menos, aunque son comprensibles sus justificaciones sobre la plantilla, elaborada con alguna influencia de intermediarios. Es lo que Gerardo García domina.

Hay otras cuestiones sorprendentes, como la larga ausencia de Irarragorri. Sin Mundial y sin ascenso, con un club deficitario en Segunda, es lógico que surjan dudas en torno al futuro de Orlegi en el Sporting.

Antes de esta época, la rivalidad era cordial, con diferencias, pero sin tensiones, con gente de fútbol, como Vega-Arango o Eugenio Prieto, por citar presidentes sin influencia azteca, que tienen una cultura balompédica que los actuales ni tienen, ni conocen. Ahora preocupa el marketing y las finanzas.

Lo que no cambia es la pasión en las gradas, con protagonistas anónimos que pagan manteniendo vivo su sentimiento, mientras los del palco son generosamente remunerados. En el campo, a los jugadores se les transmite el calor del derbi durante una semana que siempre es especial, pero asimilarlo depende del carácter de cada uno.

El Oviedo llega mejor clasificado, con marcadores afortunados fuera y un batacazo en casa. El Sporting tuvo menos suerte, con dos decepciones iniciales, para causar mejor impresión en Almería, donde le sonrió el azar, además de la espectacular seguridad de Yáñez.

En el bando rojiblanco se espera más solidez defensiva. Tiene buena pinta el central Maras, al menos en teoría. Es un aliciente la creatividad de Gelabert. En una plantilla corta, Albés tiene un grupo reducido de titulares que están un peldaño por encima de otra fracción del plantel, pero que puede ejercer de revulsivo.

El Molinón rozará el lleno. Las arcas del club dependiente de Orlegi ya se cubrieron antes de jugar. Ahora toca esperar a ver si disfrutamos con buen futbol y un marcador favorable. En la grada es lo que importa.