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Faltó suerte y acierto. El Sporting cambió su imagen en Anduva ante un rival encerrado, con un segundo tiempo avasallador de los gijoneses, que merecieron ganar.

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Albés optó por una revolución con seis variantes y un dibujo táctico conservador. Dubasin y Gelabert ocuparon las bandas, ... con Caicedo solitario en el eje del ataque. El ecuatoriano cuerpea, pero no controla. Todos estaban incómodos. Tampoco el Mirandés se atrevió con un dispositivo ambicioso. El inicio del partido fue un tostón. Un choque de cabezas entre Curbelo y Panichelli sembró preocupación por la espectacularidad de la acción, aunque el árbitro no cortó el juego, que acabó con la sustitución de los jugadores conmocionados y un penalti por una tímida rozadura de un brazo estirado de Kevin que captó el VAR. Una sorpresa.

El conjunto burgalés se dedicó a esperar ordenado en su cueva. El Sporting tenía más posesión, pero le servía de poco. Amagó mucho sin inquietar. El Mirandés estaba tranquilo. Ni unas manos de Juan Gutiérrez en el área local animaron el partido.

Tras el descanso hubo otro partido. Albés arriesgó. El Sporting controló el partido y fue mejor. Hubo que luchar contra un polémico árbitro. El gol de Róber Pier fue un bálsamo, después de ocasiones muy claras para haber ganado. El empate no fue justo.

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