Aquí nos conocemos todos, decía un célebre 'playu'. México es más grande, pero en materia de fútbol parece que también se sabe quien es cada cual.
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El exrojiblanco Lucho Flores subrayó el miércoles en EL COMERCIO que sus compatriotas empresarios que desembarcaron en Asturias fue ... por negocio. Aunque le apasiona el fútbol, vive apartado del deporte. Considera que ahora tiene mucho de finanzas y poco de fútbol. En esa línea califica a Orlegi, cuya apuesta en Gijón se debe a que vieron opciones de rentabilizar su compra.
La visión comercial de Irarragorri parecía estar en el Mundial 2030. Después del chapuzón con la anterior alcaldesa, no esperaba un cambio de color en el Ayuntamiento, aunque en los fastuosos proyectos tampoco se observó mucho interés en el Principado, ni en el resto de grupos municipales, con la excepción de dos ediles cuyo objetivo no es el Sporting, ni el fútbol.
El interés de sacar provecho a la importante operación es comprensible. Irarragorri conoce algo del Sporting desde que empezó a negociar la compra. Podrá presumir de que el club ingresó en el holding empresarial que dirige. Sabe que el sentimiento no va incluido, pero Orlegi lo controla. Al menos, mientras el primer equipo vaya bien.
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Es razonable que se marquen unos objetivos altos, para que la empresa se supere cada año. Sin embargo, la estructura de Orlegi en el Sporting no es la adecuada. Hay unas pérdidas previstas de en torno a cuatro millones de euros por curso. Este es su tercer ejercicio. Ya no puede echar culpas a los de antes. Javier Fernández, con todos sus defectos, cubría los desfases negativos con ventas, algunas increíbles, como los cuatro millones por Dani Martín, casi nueve por Meré y cuatro por Sergio. En el momento de la venta del club paralizó la salida de Manu García y Mariño por seis millones.
Los gestores actuales, con un espectacular montaje de holding empresarial y pomposos cargos, venden mal sus productos. Manu García, Gragera y Pedro fueron calderilla comparados con las salidas anteriores. Y con el 'caso Pedro' pueden 'premiar' a los negociadores.
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Orlegi maneja muy bien el aspecto social, pero el financiero no es capaz de equilibrarlo, entre otras cuestiones porque la parcela deportiva le ocasionó pérdidas importantes. Pasó por no rodearse de profesionales cualificados para fiarse de gente de confianza. Y menos mal que el primer equipo lleva una trayectoria aceptable.
El día 16 habrá junta de accionistas. Un trámite con el 90% del capital. Irarragorri está pendiente de que sus abogados le aconsejen para poder volver a Gijón y estar con los accionistas. Tiene su residencia en Washington por una diferencia de tipo fiscal relacionada con el Santos Laguna.
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Como reflexiona Lucho Flores, estos empresarios vienen al negocio. Hay que aceptarlo. Para eso compraron el club. En cualquier caso, aunque parlamentan muy bien, el negocio no parece que lo entiendan.
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