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Se nos fue el expresidente Juan Manuel Pérez Arango. Fue un dirigente peculiar que le tocó pelear en una época convulsa en el Sporting.
Juan Arango fue un sportinguista de siempre, un aficionado de a pie, hasta que su cargo profesional como hombre de confianza ... de José Fernández en sus empresas lo llevó al consejo de administración, primero, y a la presidencia, después, en una etapa con excesivas complicaciones.
En el Sporting, Juan Arango fue un dirigente cercano, con un trato paternalista con la gente del club y contundente para afrontar los problemas. En el verano de 2001, cuando el club arrastraba una importante deuda ocasionada tras el descenso de 1998 y sin ordenar una costosa estructura, sobre todo en la organización deportiva, Juan Arango se ingenió la venta de las instalaciones de Mareo al Ayuntamiento para la salvación de la entidad. En una reunión con la alcaldesa Paz Fernández Felgueroso surgió la famosa frase de 'véndovos Mareo'. Después de muchas negativas, con todas las puertas cerradas a las garantías ofrecidas, sólo encontró la de la casa consistorial, donde consiguió la supervivencia del Sporting.
También le tocó gestionar la compra de las acciones de Tapia Sport, empresa que llegó al Sporting por la vía del expresidente Manuel Calvo y del empresario Antonio Asensio, que pretendía intervenir en la organización y que pudiera reportarle negocio a costa del club gijonés. Hubo que asumir operaciones como las de Rodrigao, Lekovic y Popovic, entre otras contrataciones extravagantes. Fue la fórmula para evitar que el Sporting tuviera alguna dependencia de agentes externos.
Aunque siempre estuvo al lado de José Fernández en sus empresas, le tocó controlar el consejo de administración del Sporting en una época complicada, con la insólita presidencia de Germán Ojeda, en un consejo cuya línea de actuación estuvo marcada por la insensatez y la excentricidad, con un peligroso aumento del gasto. Como representante del principal paquete accionarial gestionó el cambio de consejo que presidió más de tres años hasta que, ante la falta de soluciones financieras, decidió echarse a un lado.
Juan Arango fue una persona con una forma de ser campechana, lo que hacía que por su sencillez fuera querido en todos los estamentos del club. No se solía guardar las quejas, ni se escondía en las polémicas con otros clubes, intermediarios o representantes de los medios informativos, aplicando un estilo directo. No le gustaban los engaños y en ese plano no era diplomático. Más bien un terremoto.
Se podrían citar numerosos episodios de la actuación de Juan Manuel Pérez Arango en el Sporting, un presidente que no pasó inadvertido. Se dejaba notar en sus decisiones, algunas importantes que salvaron situaciones complicadas en el club. Un buen tipo que pasó a la historia de la entidad. Desde aquí nuestro recuerdo y nuestro abrazo.
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