En otros tiempos, el Sporting era un aliciente para las jóvenes promesas. El primer equipo era un escaparate para reforzar la ilusión de los niños de la casa. En este aspecto, la filosofía del fútbol ha cambiado en la entidad gijonesa.

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Un caso curioso es ... el de Álex Oyón, un prometedor futbolista, a quien David Gallego hizo debutar en el primer equipo con 18 años. Tuvo un paso de cesión en un desastroso Linares en la primera vuelta de la pasada campaña. Este año lleva todo el curso con Albés, sin haberse contemplado una nueva cesión. En Soria anotó el gol de la clasificación copera. También fue titular en Santander en la Copa y tuvo otras dos participaciones testimoniales en la Liga. En su trayectoria siempre actuó de segundo delantero, aunque alguna vez fue utilizado de falso extremo. Sólo este año retrasó algo su posición en alguna de sus escasas y cortas participaciones.

Álex Oyón, que lleva en el Sporting desde benjamines, parecía que le había llegado, por lo menos, la hora de la oportunidad. Albés tuvo palabras bonitas para el chaval en alguna rueda de prensa, pero realidades, ninguna. A este paso va a completar la temporada casi en blanco, lo que significa un retroceso en la formación de un valor propio de la casa. A eso se llama tirar piedras al propio tejado.

Los entrenadores suelen ir a lo positivo, a tener más jugadores a disposición y a rentabilizar el rendimiento de los veteranos, aunque muchas veces es inferior al de los jóvenes inexpertos. Ahí está el caso de la consolidación de Diego Sánchez, porque en las inconsecuentes planificaciones de las plantillas se ficharon algunas mediocridades que no dieron una talla mínima. Es lo único que puede permitir a un canterano tener respaldo de los técnicos.

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Oyón, con 22 años recién cumplidos, llevó una trayectoria destacada en todas las categorías del club gijonés, pero en los últimos años no se le cuidó convenientemente. Su trayectoria en Tercera División concluyó hace dos años, cuando fue cedido. Sin embargo, no se miró que el club elegido fuera adecuado para seguir su proyección. Se sabía que el Linares no era el equipo idóneo para un crío de 20 años. En este aspecto, en el Sporting se estudia poco el destino de los chavales. Pasó este año también con Álex Lozano, que dejó el Real Unión con un papel residual para cambiar ahora al San Fernando, donde le va mejor y ya jugó más que en conjunto guipuzcoano.

En el caso de Oyón, dejarlo en un estado de aparente marginación es incoherente. Da la sensación de que Albés no tiene claro de qué juega. En cualquier caso, el tratamiento que el Sporting está dándole al delantero gijonés sólo sirve para cortarle la proyección. Si no le agrada al míster hubiera sido mejor gestionarle una cesión para seguir analizando su trayectoria. Un futbolista no evoluciona calentando banquillo cada semana.

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