Una derrota en Granada puede entrar en los pronósticos lógicos. En teoría, el Sporting tiene una plantilla con menos potencial que los nazarís, un fondo de armario muy reducido y un presupuesto inferior. Pero las formas de perder no tienen atenuantes.
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El problema del Sporting ... no es de un partido. La planificación no se hizo con sensatez. Se dio prioridad a la reducción del importe de las fichas, por lo que se buscaron los futbolistas más baratos y se renunció a alguna incorporación más. Si a ello se suma la plaga de lesiones, sobre todo musculares, con largas recuperaciones, y las limitaciones de varios jugadores, la preocupación resulta lógica.
En el verano se reconoció que Róber Pier arrastraba molestias de pubalgia. Aún se nota en los partidos. Maras, cuando está, no encaja en el dibujo táctico del míster. Cote está muy justo. Y el entusiasmo no es suficiente en Pablo García. El juego parsimonioso y horizontal de Nacho Méndez frena a un equipo que no tiene extremos, ni un delantero centro específico que sirva de referencia. Caicedo puede sumarse a la lista de los Jeraldino, Éric Ramírez y Lacina Traoré, más otros muchos, productos de los juegos de intermediarios para mantenerse en el negocio del fútbol.
El equipo está sostenido por Yáñez, que últimamente también pegó algunos patinazos, Guille Rosas, Diego Sánchez, los detalles de Gelabert, los escarceos de Otero y, sobre todo, Dubasin.
Albés parece desesperado con lo que tiene a disposición. Algunos de los cambios que hace en los partidos parecen producto del desconcierto. Otros tal vez sean un recado a la cúpula, como el triple del domingo en el minuto 92, para explicar lo que le prepararon después de que el patrón le prometiera en Washington la confección de una plantilla para aspirar a todo.
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Seis meses después de pedir un extremo parece que puede llegar el jugador del Athletic Nico Serrano. Es la única alternativa de la dirección deportiva, atareada con viajar a todos los partidos del primer equipo y desgastar la vista en vídeos y recomendaciones. Insólito. Gerardo García se fijó en Dotor, sin preguntarse por qué no jugaba en el Oviedo. Mal está el Sporting cuando se refuerza con sobrantes del eterno rival. Ojalá salga bien.
El futuro es alarmante cuando se ve una plantilla en la que hay cinco jugadores que acaban contrato en junio y seis cedidos. Parece que desde que el Ayuntamiento descartó la opción del Mundial 2030 se desvaneció el interés del Orlegi en Gijón. Los rumores de que el club está en venta está demasiado extendido. Vista la política de los mexicanos, la intranquilidad tiene fundamentos.
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Y el sábado viene el Burgos, más peligroso por rayar el descenso. Dada la situación, la victoria es de imperiosa necesidad. Veremos si Albés es capaz de rentabilizar la alucinante planificación de Gerardo García, de Orlegi o de quien haya confeccionado este desaguisado. Como para no estar preocupados.
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