Un momento ilusionante

En el mercado de verano quedó como asignatura pendiente de las peticiones del míster la conveniencia de completar la plantilla con un extremo desequilibrante. Vistas las nueve primeras jornadas parece más aconsejable traer un delantero centro con capacidad goleadora

Otero puede jugar de 9, pero no es un ariete específico. Como se vio el lunes, en el vértice del ataque falla demasiado. El único en la plantilla para esa función es Caicedo. También está Campuzano, pero juega más retrasado y tiene el infortunio de las lesiones. El ecuatoriano es voluntarioso, pero aún no enseñó calidad para estar en el Sporting.

Con la trayectoria actual, la lucha por el ascenso pasa por integrar un goleador más eficiente que los dobletes de Dubasin y Campuzano o el acierto de los defensas en el ataque.

Tener un goleador en cartera es parcela de la dirección deportiva, cuyo trabajo genera dudas. No hay más que ver su estilo en los fichajes. Maras y Kevin llegaron con prisas a última hora. Antes vino el ofrecimiento de Bernal, visto varias veces, cuyo papel es secundario, y otras recomendaciones. Para fichar reservas vale cualquiera. Dubasin, Olaetxea y Gelabert dan mejores resultados. Los criterios de Albés son más coherentes que los del cuerpo técnico de Mareo.

Además de ver vídeos, analizar estadísticas de Mediacoach y charlar con intermediarios, los técnicos profesionales deben pisar los campos y hacer seguimientos a jugadores que puedan ser interesantes, según las prioridades de la primera plantilla. Es más necesario que viajar con el primer equipo, que cuesta dinero y no soluciona nada, sobre todo en ejercicios con pérdidas importantes.

En cualquier caso es un problema de Orlegi. La afición del Sporting espera seguir con el entusiasmo generado en los últimos partidos. Un goleador vendría de perlas para no pasar los apuros sufridos como los del lunes.

Si la temporada pasada se llega a contar con un goleador, quizá al Sporting le hubiera tocado descansar el pasado fin de semana, pero con los Milovanovic, Jeraldino, Carrillo o Mario González, más el gatillazo goleador permanente de Djuka (sin estrenarse aún en el Atlas) era imposible. Convendría no caer en el mismo error.