La final de Burgos

El Sporting vive una época extraña. La línea deportiva es descendente, con preocupación y un ambiente tenso. La estructura es de otro tipo de empresa, con un mando a distancia manejado desde México. El problema está en que el balón no entra. Lo tendrá claro el exguardameta Fabián Israel Villaseñor, director de Gestión Deportiva del Atlas, afincado transitoriamente en Gijón. Eso provoca dudas sobre el futuro de Gerardo García, con una gestión de fracaso.

El promedio de puntuación de Ramírez es peor que el de Abelardo. Los bandazos del canario empezaron a desesperar en Orlegi. La solución para recuperar la tranquilidad es con triunfos. Burgos no es un buen destino. Tampoco es un rival de Champions, aunque sea ordenado y esté bien trabajado, algo que se echa de menos con el canario al frente del Sporting.

La ausencia de Djuka es un contratiempo importante. Es el mejor de los cinco delanteros, aunque Ramírez lo dejó alguna vez en el banquillo. La comunicación del percance fue kafkiana. De unas molestias se pasó a un esguince de ligamento que se cura con tratamiento, no con quirófano, como se anunció. Al final es un menisco roto. El mexicano Odin Vite ejerce más de comisario que de médico. Intenta gobernar la información según sus caprichos, con la colaboración de Carlos Llamas, director de Comunicación, quien, por cierto, ya propició tres despidos en su departamento. Los dos últimos, Borja Medio y Víctor Robledo, profesionales sobresalientes. Hasta lo decía Joaquín, más emblemático antes que ahora. Las víctimas recientes de Vite fueron Maestro y la nutricionista Manchón. Terminator no lo hubiera mejorado.

Odín y Llamas enturbian el ambiente de Mareo y la imagen de la entidad con mentiras absurdas, con el objetivo de controlar a los medios. Su poder de convencimiento es escaso. Gijón y el Sporting nunca funcionaron así. Aquí la gente es normal.

El filial sigue su línea de insensateces. Los fichajes bien pagados Ebea y Cáceres siguen calentando banquillo. Un central juvenil, de lateral derecho y el goleador Oyón, de extremo. Mori se supera. Los que engañaron al señor Irarragorri con fichajes incoherente, como si sobrase dinero, ahí siguen, calentitos en Mareo.

El primer equipo es el que mueve el motor de la entidad. A ver qué nos deparan el ingenioso Ramírez y sus 'artistas', que también tienen su cuota de responsabilidad, en la final de Burgos. Si sacan réditos en El Plantío todo será menos intranquilo. Para todos.