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La imagen de Albés en la sala de prensa de El Alcoraz tras la derrota del Sporting transmitió impotencia. El punto de mira por la ... complicada situación está puesto en el técnico vigués, pero la responsabilidad de la situación tiene más protagonistas.
Una gran parte de la culpa es de los futbolistas, pero la secretaría técnica, que está escondida, es la que confeccionó una plantilla con bastantes limitaciones, en la que primó la falta de inversión y la salida de las fichas más altas, aunque la masa social rojiblanca paga los abonos más caros de Segunda. Haber encomendado los fichajes a Gerardo García, como director deportivo, cuya trayectoria era de intermediario, fue una temeridad. El patrón Irarragorri repartió cargos a su antojo, aunque no sean profesionales del ramo. También tiene a David Guerra de presidente ejecutivo, periodista de profesión. Su faceta de orador es extraordinaria, pero sus discursos ya no calan en la afición. Habla mucho y bien, pero no dice nada. Es un fenómeno.
La ley del fútbol pone en la picota a Rubén Albés. Un relevo a estas alturas es un riesgo. Además, no hay dinero. Ni en el Sporting, ni en Orlegi. Tampoco hay alternativas fiables. El gallego, como casi todos los entrenadores en su situación, se ve con fuerzas para solucionar el problema, aunque su cara en la sala de prensa de Huesca era de una gran preocupación. Es fundamental que el técnico recupere su estado anímico, también por los contratiempos añadidos. El míster encuentra demasiadas lesiones, sobre todo musculares, con el preparador físico señalado. Otro problema es la lentitud en diagnósticos y recuperaciones, con un cuerpo médico que no genera confianza, tras haber desarmado el que había con Maestro, Revuelta y Cachero, que funcionaba a la perfección.
Albés asume su parte de culpa. Un triunfo en dieciséis partidos tiene difícil explicación, pese a la buena imagen en algunos encuentros, aunque en otros fue una decepción, como la de Huesca. Algunas alineaciones fueron fruto de empecinamientos del míster. Ahora se acabaron los experimentos. No queda otra que corregir los defectos, no cometer errores y acertar. No es fácil porque la fragilidad aérea en defensa y la torpeza de los delanteros son factores que debían haber tenido en cuenta los encargados de los fichajes. Los mejores rendimientos son Dubasin y Olaetxea, recomendaciones del entrenador gallego, aunque el vasco estuvo perdido en Huesca. El resto de novedades del curso no marcan la diferencia para la ilusión perdida de 'play off'.
El pesimismo invade la calle. La afición está harta, con el fantasma del descenso a cinco puntos. La confianza que le otorgó a Orlegi a su llegada tuvo como respuesta unas subidas brutales de los abonos y el gasto de los 17 millones de euros de los fondos CVC que había en caja, vendidos como inversión del dueño. Sólo ganando se frena esta hemorragia.
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