Estamos en el buen camino. Tras el latigazo del mini-Villarreal al Sporting, el entrañable Ramírez se vino arriba con el empate logrado en el complicado Cornellá, frente a un rival con esencia de Primera. Ver de dónde venimos, con dos permanencias agónicas, eleva la ... contagiosa autoestima del míster para ver el presente con entusiasmo. Todo es posible.

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Situaciones como esta, e incluso mejores, se vivieron recientemente en estas latitudes. Baraja jugó la liguilla de ascenso, Gallego perdió la opción en el último partido y José Alberto se descolgó a tres jornadas del final. Con Ramírez hay ilusiones y esperanzas. La actualidad de este Real Club está más animada. El técnico canario no se abstrae de todo lo que se opina a su alrededor y se rebela contra las opiniones contrarias a sus dogmas de fe.

Quien sabe de fútbol aquí es él. Se lo puntualizó al mismísimo Irarragorri. Al patrón le toca aprender con lo que el míster le explica en clase particular. También rebate todo tipo de criterios externos. El que censure sus decisiones no sabe de fútbol. Criticar que Róber Pier juegue de pivote puede valorarse como una ligereza. El central gallego lo hizo otras veces en ese puesto, aunque la realidad es que fue sólo un recurso ocasional. El primero fue Muñiz, en el Levante. Lo extraño es que en Barcelona haya sido elegido por delante de Rivera y Varane, específicos para el puesto que quedaron en el banquillo. Parece que el gijonés está por encima de su peso y el francés, que el año pasado iba para figura, ahora no le agrada al canario. Para eso es el que sabe.

En la última jornada, Ramírez recuperó del ostracismo a Guille Rosas, víctima de la defensa asimétrica en la que el míster sólo permite la subida de un lateral. A Cote se le da galones de ataque, pero el derecho se queda en su zona. Por eso Guille Rosas no pudo estirarse en Cornellá, aunque sea una de sus virtudes. A quien le sorprenda es que no sabe de fútbol.

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Estos detalles y muchos más, como los cambios frecuentes de sistemas o variantes en los movimientos habituales de futbolistas a los que les cuesta adaptarse a nuevas funciones son ocurrencias estudiadas con una base teórica. Suena a cómico, aunque provoca enojo ver lo que se tiró por la borda para no estar ahora metidos de lleno en la pelea, con una sustancial ventaja. Y pese a tantos desmanes desde noviembre para acá, por errores de los 'artistas', nunca del míster, al menos reconocidos, todavía hay opciones reales. Es la consecuencia de la mediocridad de esta Segunda.

Ganar al colista Andorra es la necesidad de esta semana. Para eso hay que atacar y tirar, a poder ser entre los tres palos de la portería. Si los chavales interpretan bien los planes del taumaturgo del banquillo y el triunfo queda en casa, como esperamos, lo celebraremos todos. Incluidos, por supuesto, los que no sabemos de fútbol como Ramírez.

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