La clasificación da paso al optimismo

El Sporting lo tiene en su mano. Las visitas a los campos del Elche, Espanyol y Leganés serán claves por lo que pueden ganar y evitar que sumen rivales directos, pero también es necesario aprovechar el valor de El Molinón, sin hacer concesiones. Por aquí pasarán el Villarreal B y el Andorra, que se juegan la permanencia, más el Eibar, en un partido que puede ser muy tenso, para cerrar el curso en Elda, con la ilusión de que sea una fiesta rojiblanca.

A la afición del Sporting le hace falta poco para estimularse. El sábado recibió la alegría del triunfo frente un rival mediocre, ante el que no supo cerrar el partido, ni evitar el sufrimiento final, en el que Yáñez se lució para impedir el empate, como también se había dejado notar en Miranda de Ebro al desviar un penalti que fue clave para acabar ganando. En el fútbol, el principal espectáculo es ganar y las dos victorias recientes levantaron los ánimos que estaban decaídos después de que el equipo se cayera del 'play off'. Ramírez aspira a todo y no firma nada. Es una forma de espolear a una afición capaz de olvidar para mantener la ilusión.

Una de las misiones del míster es gestionar bien el vestuario y tener a todos contentos. Parece complicado con los bandazos en las alineaciones y las variantes frecuentes de sistemas de juego, con detalles que no se entienden ni en la propia plantilla. En este aspecto, el técnico canario es obstinado y antojadizo, pero lo que vale es el resultado. No merece la pena insistir en lo que ve todo El Molinón, menos el banquillo.

El siguiente capítulo será el sábado en Elche contra un rival que conserva poso de Primera, pero no lo enseña en el césped como se esperaba. Lleva una mala racha que el Sporting puede aprovechar.

El Sporting Atlético goleó en Luarca, pero la diferencia con el Llanera parece insalvable. Tendrá que jugarse el ascenso en tres eliminatorias. Los que planificaron el plantel saben que fracasaron. Habrá que confiar en José Riestra, nuevo responsable deportivo del Sporting, a quien se le supone capacidad para reestructurar un organigrama mal confeccionado en su día, con evidentes signos de incompetencia. El artificial Sporting C sigue su rumbo sin enseñar jugadores de futuro. La alegría en Mareo la puso el Sporting F, con un triunfo que fue un buen paso hacia la permanencia.