La semana es convulsa en el fútbol federativo español con episodios en juzgados por denuncias con imputaciones, supuestas comisiones y astronómicos movimientos de dinero. Todo empezó con un piquito.

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En la nueva RFEF, Asturias perdió su presencia en Las Rozas después de casi cuatro décadas. ... En las últimas elecciones, el asturiano José Ramón Cuetos Lobo se decantó por el candidato perdedor, el valenciano Salvador Gomar, que tenía la vitola de estar apadrinado por Rubiales y ser el aspirante bien visto por el Gobierno. Una torpeza. Quizás influyó que el mandatario asturiano no piensa como el presidente Rafael Louzán, del PP, pendiente de una inhabilitación por supuestas irregularidades de su etapa de político.

En la RFEF tienen mucho peso específico las territoriales. La mayoría forman un bloque que ahora respalda a Louzán, pero contará con otro candidato de consenso si se confirma la inhabilitación.

Asturias se queda aislada. En Andalucía ya provocaron la salida del presidente que se arrimó al opositor valenciano. No parece lógico que se margine a un presidente porque haya votado a otro candidato, pero hay otro trasfondo, además de otras denuncias y una posible imputación a Lobo, entre otros, en un juzgado de Majadahonda, pendientes de resolver y aclarar.

Cuando se gestó la sustitución de Maximino Martínez por enfermedad, en la RFEF buscaron para Asturias una alternativa coordinada desde Las Rozas. Lobo era hombre de confianza de Maxi y Rubiales. Con anterioridad había sido colocado de presidente del Comité Nacional de Entrenadores, con una soldada de seis cifras. Como en la Federación Asturiana no se permiten sueldos, se buscó una fórmula para mantenerle una remuneración espectacular.

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La RFEF adquirió Novanet, una plataforma digital para encargarse de la tramitación de las licencias de jugadores, obligatoria para todas las territoriales. Puso a Lobo al frente. Así se le mantuvieron sus honorarios hasta ahora.

Con la nueva directiva de la RFEF, Lobo quedó fuera de Novanet y de todo. En Las Rozas sólo irá a actos oficiales y cuando sea convocado en función de su cargo. Recientemente fue a la Supercopa en Arabia, que prefirió antes que el derbi asturiano. Una ausencia inoportuna. En Yeda ya notó que está fuera del círculo federativo nacional.

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Está bien que José Ramón Cuetos Lobo tenga una forma de pensar, pero una cuestión personal no puede perjudicar al fútbol asturiano, que ahora recibirá simplemente lo que le corresponde. Antes, Maxi, un gran presidente y un espejo en el que mirarse, siempre arañaba algo y era el mejor embajador de los clubes asturianos en Las Rozas.

A Lobo le pidieron la dimisión Adrián Barbón y Adriana Lastra cuando aplaudió a Rubiales. Parece que ya limaron asperezas. Quizá el presidente asturiano sea necesario en el objetivo gubernamental de querer controlar la RFEF. ¿El fútbol es así?

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