Al final de una jornada queda más en la retina el resultado y la clasificación. Importa menos el juego desplegado. Eso queda para el míster, quien debe analizar los errores de sus pupilos y los suyos propios para hacer las correcciones oportunas.

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El Sporting no ... estuvo bien ante el Cádiz, pero ganó, lo que le permite estar tercero, igualado con el segundo. Tras el inicio dubitativo pocos esperaban esta trayectoria, sobre todo superando a equipos con un potencial teórico bastante superior. Seguro que la Liga va a dar muchas vueltas, pero lo ganado no lo quita nadie y las expectativas ahora son grandes.

El domingo toca Burgos, con la excelente compañía de la 'Mareona', un plus añadido para espolear a los 'artistas'. Las ilusiones son máximas para un partido distinto al del pasado sábado, en el que el Sporting podrá encargar a Gelabert la canalización del fútbol ofensivo que faltó ante el Cádiz, con pelotazos de la defensa a la delantera que dejaba a los centrocampistas mirando al cielo, viendo pasar los balones. Salió bien. Es lo que importa por la alegría que genera.

El Sporting Atlético, todo lo contrario. Fue incapaz de ganar en Grado con Kembo y Mbemba de apoyo. A los sportinguistas de corazón les duele ver una alineación con solo dos canteranos en el once inicial. Es una práctica que limita las ilusiones de los chavales que cada semana van a Mareo soñando jugar algún día en el Sporting. No merece la pena insistir, porque Óscar Garro, protector de este extraño entramado, no lo entendería. Gerardo García pasa olímpicamente de este asunto. Bastante tiene con sus vídeos, sus intermediarios y sus placenteros viajes con el primer equipo. Todo ello con el beneplácito del señor Guerra Gómez. Si los foráneos de los experimentos tuvieran alguna proyección, podría entenderse, pero no parece el caso. Ahí está Amadou, con un traspaso pagado y es suplente.

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La tensión con el Ayuntamiento aumenta. Históricamente, el Sporting siempre fue de la mano del consistorio. Es más rentable. Tal vez la prepotencia mexicana imponga un orgullo mal entendido. No estuvo bien el anuncio municipal del recorte de localidades por las obras programadas una víspera de fiesta, sin tiempo para acomodar a los abonados afectados.

La oposición aprovecha todas las ocasiones para que salga una mosca cojonera a intentar desgastar a la alcaldesa, no por el interés del Sporting. Esta forma de hacer política es penosa. Desde que el Ayuntamiento rehusó a ser sede del Mundial, el follón está armado. Se esfumó algún negocio.

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David Guerra expuso recientemente su intención de recuperar la armonía con Carmen Moriyón. Con notas agresivas como la del jueves no parece que vaya a lograrlo, pero quien manda, ahora desde Washington, es el señor Irarragorri, oficialmente el principal dueño del Sporting. La postura parece poco inteligente, porque esto no es México, pero el patrón sabrá lo que hace.

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