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El empate fue una pena, porque el Sporting mereció más. Fue mejor que el Levante, un rival que decepcionó. No justificó sus aspiraciones al ascenso.
Hubo adversidades. El árbitro parecía un rival más de los rojiblancos desde el primer momento, al margen de las reacciones ... inconsecuentes de Djuka. La protesta de la primera tarjeta salió cara. La segunda, que no fue para tal castigo, llegó cuando parecía más entonado el delantero serbio.
El primer tiempo fue de control total del Sporting, menos en el remate. El portero del Levante apenas tuvo trabajo serio. Ramírez aplicó un dibujo coherente, con un centro del campo dominador y una delantera con movilidad, además de la garantía de la defensa. Tras el descanso, con el paso de los minutos se vieron las limitaciones del equipo. Para colmo de males llegó la roja al serbio.
El míster no reaccionó para hacer los cambios oportunos. Lo hizo tarde. El tema de las sustituciones es una asignatura que Ramírez aún no aprobó. Dos relevos en el minuto 89 fueron tardíos y sorprendentes. En estas circunstancias, el punto, gracias a una formidable defensa, fue el mal menor, aunque hubo posibilidades de triunfo, incluso en inferioridad, pero es lo que hay. El fichaje de un '9' para enero se necesita como el comer.
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