Sionismo y judaísmo

El sionismo nació como un movimiento nacionalista laico, no confesional; de hecho, muchos de sus fundadores no eran religiosos. Sin embargo el actual estado de Israel se define como judío, un estado de judíos y sólo para judíos.

¿Cómo se puede considerar democrático un estado confesional excluyente? ¿Cuáles son las referencias para hacer del judaísmo, como religión, un judaísmo nacionalista sin proyección universal?

Las argumentaciones del sionismo nacionalista dejan clara su finalidad como una ideología programada desde hace mas de un siglo, que tiene como objetivo esencial la dominación de Palestina, para la que usan un nombre revelador: la Tierra de Israel. Los sionistas cambiaron radicalmente la orientación religiosa del judaísmo tradicional, que rechazaba el nacionalismo religioso y sostenía el judaísmo como doctrina universal.

Para los sionistas, las esperanzas de Israel estaban en el mundo. La santidad ya no moraba en el cielo, sino en la tierra. Palestina era una tierra 'santa' en el pleno sentido de la palabra, que tenía un poder espiritual accesible sólo a los judíos.

Son muchos los textos y declaraciones que ponen de manifiesto que para los sectores judíos hoy gobernantes el objetivo es la ocupación de toda Palestina y que esa es la finalidad para la que se formó el sionismo. Valga la cita de uno de los rabinos miembro de la derecha mas extrema, como la que hoy domina el actual Gobierno:

«No hay muchos mensajes en el judaísmo. Hay solamente uno, que consiste en hacer lo que Dios quiere. A veces quiere la guerra, a veces quiere que vivamos en paz... Pero hay solo un mensaje: Dios quiso que viniéramos a este país para crear un estado judío».

Nada tiene que ver esto con el judaísmo de los profetas, que insistían en que el culto y la adoración eran inútiles mientras toda la sociedad no adoptara un ethos más justo y misericordioso. En opinión de Karen Armstromg, premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales, «Jesús, Pablo y los rabinos, todos ellos, compartían los mismos ideales judíos, y el Corán hizo de la construcción de una sociedad misericordiosa y culta la esencia de la religión reformada por Alá... El Dios del monoteísmo histórico quiere misericordia y no sacrificios, piedad y no liturgias solemnes».

Al mismo tiempo, Karen Armstromg señalaba que «esta devoción a la Tierra Santa iba a dar luz a la idolatría del mundo judío en nuestro siglo... Y cómo los fundamentalismos judíos se han establecido en los territorios ocupados de Gaza y Cisjordania con la intención manifiesta de expulsar a los habitantes árabes, empleando la fuerza si fuera necesario».

La actual política de Israel confirma en superlativo estas previsiones. El cerco de Gaza y el dominio militar de Cisjordania son manifestaciones de un genocidio planificado y que se lleva a cabo con todos los medios, por terribles e inhumanos que sean.

Historiadores e intelectuales israelíes críticos con el sionismo religioso ponen de manifiesto la contradicción de fondo que existe en el estado israelí, que pretende ser democrático y confesionalmente judío, negando la igualdad de derechos a los palestinos no judíos, y persigue una ocupación militar del territorio declarado palestino por Naciones Unidas.

La solución al actual Estado Israelí, para los intelectuales israelíes de mayor prestigio internacional, como Shlomo Sand o IIán Papé, se fundamentaría en que Israel deje de ser un Estado étnico y se convierta en un estado igualitario y democrático, en el estado de todos sus ciudadanos. Es decir que Israel deje de ser un estado 'judío'.