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El proceso de primarias en el PSOE local está lanzado. Los militantes que lo impulsan deben recoger 592 firmas entre el 1 y el 15 de septiembre con un modelo que todavía se desconoce. Luego, si procede, vendrá la presentación de candidaturas y la búsqueda ... de avales, terminando estas primarias con el paso por las urnas de la militancia el 9 de octubre. Ojo, pero primero deben presentarse las firmas. Sin duda, tarea nada sencilla, no solo porque este mes sigue siendo todavía bastante vacacional, sino por lo apretado del calendario.
Como prueba de fuerza ya han presentado un centenar en la Casa del Pueblo, a modo de aviso para navegantes. Vamos, que van en serio y no tienen intención de dar marcha atrás. No obstante, repito, les va a resultar una tarea complicada y medirá el verdadero descontento interno con la gestión de la alcaldesa, Ana González. Lo que la Federación Socialista Asturiana (FSA) no quería ver de ninguna manera, se está produciendo con bastante intensidad.
Su mayor agrupación en nuestro paraíso natural se encuentra dividida de nuevo en dos partes. De hecho, todos los días vemos declaraciones en ambos bandos. Algunos alabando el mecanismo de primarias establecido como método de resolución de los problemas, otros diciendo que este proceso inédito debilita al propio partido. En cualquier caso, llama la atención algo que ha pasado bastante desapercibido: el que le fuera ofrecido un puesto de «representación institucional» en el Senado a la alcaldesa. Dicho de otra manera: una salida pactada del Ayuntamiento. Oferta que la primera edil rechazó, pero que demuestra también que tampoco desde más altas instancias era considerada como la mejor opción electoral. Eso sí, ahora la FSA ha cerrado filas en torno a la regidora, supongo que para no armar más «barullu».
Por su parte, Ana González sigue escribiendo su propio 'Manual de resistencia'. Sí, parecido al libro sobre las peripecias de Pedro Sánchez. González vive su propio octubre de 2016, igual que el protagonizado por el presidente del Gobierno, cuando diecisiete miembros de la Comisión Ejecutiva Federal forzaron su dimisión como secretario general. Sánchez dijo que en aquella ocasión se dedicaría a recorrer España a bordo de su Peugeot 407, mientras que la alcaldesa se ha dado un baño en la playa de San Lorenzo. Al fin y al cabo, una especie de bautismo en «gijonismo», aunque con tres años de retraso.
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