En las tribus africanas, escrutan el cielo o danzan ensimismados en torno a la hoguera tratando de ver señales que indiquen lo que va a suceder en el futuro. En los mercados financieros, las cosas son más sutiles y más racionales y lo que se ... observa es el comportamiento de los mercados de Renta Fija (bonos, obligaciones, etc.) para tratar de anticipar el rumbo que llevará la economía. Para comenzar hay que tener en cuenta que ese mercado de Renta Fija está muy distorsionado por el hecho de que tanto la FED como el BCE están continuamente comprando deuda pública para evitar su desplome. Sin ese apoyo artificial, nadie en su sano juicio compraría un bono del Estado Español a treinta años para obtener una rentabilidad del 2,5% cuando la inflación sobrepasa el 7% y, además, se observa un cielo político-financiero gris oscuro, amenazando una gran tormenta.

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No obstante, pese a esa distorsión que resta fiabilidad a la información que nos proporcionan los mercados financieros, hay un dato que hace sospechar que estamos en la antesala de una crisis económica. Un dato que es algo así como lo que decía aquel anuncio en el que se pasaba el algodón para comprobar la limpieza y decían aquella famosa frase de «El algodón no engaña». Y ese algodón, consiste en observar la forma que tiene la curva de tipos de interés. En condiciones normales, a más plazo de tiempo, el tipo de interés es más alto por una razón evidente ya que a mayor plazo de tiempo el riesgo y la incertidumbre son mayores y eso tiene un precio que se paga mediante un tipo de interés más alto. Si cualquiera de nosotros prestásemos dinero a un vecino, seguro que le cobraríamos un tipo de interés mayor si se lo prestamos a diez años que si el plazo es a dos años porque en ese horizonte pueden pasar muchas cosas. Por eso, habitualmente, la curva de tipos de interés suele ser creciente con el tiempo…excepto en los momentos en los que se está gestando una crisis, ya que en esos momentos la curva de tipos de interés suele, en una primera fase aplanarse y quedar casi horizontal, para en una fase posterior invertir la forma, de modo que los tipos a corto plazo se vuelven más altos que los del largo plazo.

Y ahora, la curva de tipos de interés en Estados Unidos ya está casi totalmente aplanada. De hecho el rendimiento del bono norteamericano a dos años da una rentabilidad en torno al 1,86%, mientras que el del bono a diez años sólo ofrece un 2,15% y el bono a 30 años un 2,49%. Es decir, la curva está casi plana y tiende a aplanarse cada día más. Entre 2 y 30 años, sólo hay un 0,6% de diferencia. Al igual que los hombres del campo observan las fases lunares y llegan a la conclusión de que influyen en sus cosechas, aunque no saben muy bien el porqué, hay un hecho incuestionable y es que en las ocho últimas recesiones, unos meses antes se produjo un aplanamiento de la curva de tipos de interés, como la que hay en estos momento en Estados Unidos.

Históricamente, ha habido tres desencadenantes de crisis económicas en Estados Unidos que han sido las siguientes: El aplanamiento de la curva de tipos de interés, las subidas de tipos de interés por parte de la FED y el shock en el suministro de materias primas. En estos momentos se dan las tres causas, con lo cual el pronóstico de lo que se avecina parece bastante claro. Habrá quien piense que lo que ocurra allí no importa, pero la realidad es que la vieja y pusilánime Europa es como una máquina del tiempo demorada respecto a Estados Unidos y lo que allí sucede acaba pasando aquí, con un retardo temporal.

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La espiral inflacionista está desatada y nada parece que la vaya a detener porque las causas que la han alimentado siguen vigentes. Se avecinan tiempos extraordinariamente duros, sobre todo para países como España que administran mal el dinero público y que establecen muy mal las prioridades dentro de ese gasto público. Todavía el otro día leí unas declaraciones de un destacado sindicalista defendiendo que había que prohibir por ley que el precio de la energía pudiese subir. Leer eso produce estupor y perplejidad y da idea de la ausencia total de conocimientos de esa persona porque pedir eso es algo así como esperar que una ley prohíba que llueva o que haga viento.

Los países que tienen una legislación rígida y proteccionista en materias como son la laboral y la de la vivienda, en un entorno inflacionista y turbulento como el actual lo van a pasar muy mal, porque hacen falta reglas de juego ágiles y flexibles y aquí hay todo lo contrario. España vive una esquizofrenia social y hay muchos millones de españoles que demonizan y maldicen a los autónomos y pequeños empresarios y con esa mentalidad no iremos muy lejos. Somos líderes mundiales en burocracia telemática pública. ¡Menudo logro!

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Ahora que Rusia está de moda, en la época de la URSS, antes de la Perestroika, el que fuera presidente Leónidas Breznev, ('El Cejas'), dijo que «El sistema comunista fracasará por la falta de incentivos». Los incentivos mueven el mundo y en la sociedad española no hay incentivos porque gana casi igual quien asume una gran responsabilidad que quien hace un trabajo rutinario y sin cualificar. En una década el Salario Mínimo ha subido casi un 100%, mientras que los convenios colectivos han subido en torno al 20%. Eso lo dice todo. La consecuencia es que los universitarios brillantes se van y los 'ninis' se quedan. Además, a las clases medias-bajas se las abrasa fiscalmente y se les impide salir del peldaño social en el que están. Bueno, perdón ahora sí van a salir de ese peldaño, porque van a bajar al escalón inferior.

Incluso insignes Premios Nobel de Economía como Paul Krugman, o Stiglitz, fervientes defensores del peso del sector público en la economía, advierten que la situación de España no es sostenible. España se va igualando pero en la pobreza. Mal asunto.

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