Maestro de todos

En el caso de Daniel no se pueden silenciar aquellos adjetivos que realmente nos brotan del corazón: generosidad, bondad, humildad, lealtad y una verdadera amistad. Restaba horas de sueño y de descanso cuando trabajaba, para ayudar a todos los que acudíamos a él.

Como profesional de confitería (hasta su jubilación, hace poco más de dos décadas, regentaba la confitería Daniel en Ruiz Gómez) fue lo que hoy conocemos como emprendedor. En aquel pequeño negocio familiar, junto con sus tres hijos -Pili, Daniel y Alberto- y su mujer Pilar (q.e.p.d.) se gestaron iniciativas que hoy en el ramo de la repostería serían casi imposibles de llevar a cabo por el esfuerzo personal que exigían.

Hace varios años la pérdida de su esposa Pilar supuso para Daniel un golpe muy fuerte para su estabilidad personal, que le mantuvo unos meses con cierto desánimo. Así todo mantuvo fuerzas para abordar el montaje de exposiciones, colecciones e, incluso, investigar la historia postal de municipios y villas asturianas. Ayer casualmente fue desmontada la exposición de las XXVIII Jornadas Filatélicas Asturias 2021, celebradas en la Antigua Escuela de Comercio de Gijón, en la que, entre otras, mostraba una de sus colecciones. Quienes tuvimos la suerte y el honor de compartir casi cuatro décadas de filatelia con Daniel, además de privilegiados, fuimos, en parte, contagiados de su buen hacer por llevar al Grupo Filatélico y Numismático de Gijón a las más altas cotas del coleccionismo y del asociacionismo. Todo lo que hoy es el GFNG se lo debe a Daniel. Otros, que continuamos el testigo los últimos ocho años, únicamente hemos intentado prolongar lo mejor que hemos podido su labor. Quisiéramos haberlo conseguido. Daniel lo merecía.