La Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (como ven un nombre muy largo para logros tan cortos) acaba de presentar un informe titulado 'Panorama global humanitario', en el que se señalan los retos que este pequeño planeta llamado Tierra deberá afrontar ... en el año que recién comienza.

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Según el citado estudio, son tres los problemas más importantes a los que debe enfrentarse la humanidad aunque, en verdad, no resultan novedosos, ya que en los últimos tiempos se habla de ellos de manera permanente. A saber, el calentamiento global, el hambre y las desigualdades.

A estos tres elementos habría que añadir los conflictos armados, una manera, quizás, más suave, de referirse a las guerras en las que ya muere, siempre, más población civil que militares.

En todo caso lo que no deja de llamarme la atención es la hipocresía que acompaña al informe como, igualmente, ocurre en tantos otros casos.

Según la ONU, son necesarios más de 46 millones de dólares para ayuda humanitaria, «pero el apoyo necesario de la comunidad internacional no está siguiendo el ritmo de las necesidades». Sin embargo no dice que 3.600 millones de personas en el mundo poseían (en 2015, informe de Oxfam Intermón) igual riqueza que 62 personas. Son las mismas grandes corporaciones internacionales (que no conviene olvidar que no son entes abstractos, sino que están compuestas por hombres y mujeres), quienes se benefician de las guerras, del hambre, del cambio climático y, por supuesto, de las desigualdades.

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Que nadie dude de que aparecerán nuevos estudios hablando de retos y necesidades, pero muy pocos serán los que citen comportamientos criminales y de psicópatas que, además de controlar la economía mundial, controlan también organismos como la ONU.

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