Luces en la ciudad

Pero ahora las luces que por Navidad alumbran todas las ciudades poco o nada, tienen que ver con los avatares del bueno de Charlot.

Las Navidades, además de traer turrones, regalos y villancicos, traen también una gran iluminación, quizá para que las poblaciones miren para arriba y eviten así fijarse en las sombras que deambulan por las calles. Y en esta competición por ocupar el primer puesto en el número de bombillas y en el gasto de energía es Vigo la ciudad que se lleva la palma.

El alcalde vigués, el socialista Abel Caballero, ha ido apostando en los últimos años por una inversión desaforada en cuanto al alumbrado navideño, ya que entiende que ese despilfarro, a la larga, revierte de manera exponencial gracias a los ingresos que los turistas dejan en Vigo.

Llama la atención que la generación de riqueza no se haga a partir de una industria creadora de empleo. Pero me sorprende todavía más que una corporación que se dice socialista llene la ciudad de bombillas y no haya encontrado el lugar apropiado para colocar en Vigo un monumento, regalado a la ciudad por su autor, que recuerda las huelgas de septiembre de 1972, en las que se produjeron 5.000 despidos y hubo cientos de personas detenidas.

Ante el triunfo electoral de personajes como Trump, Milei, Meloni… la llamada izquierda se asombra por su éxito, pero, como casi siempre, guarda silencio ante las erráticas políticas que se llevan a cabo desde los partidos que dicen ser progresistas. Y así nos va.