Hace unos días supimos que, una vez más, el coste de las hipotecas volvía a subir, encareciendo a una hipoteca media en cerca de 2.000 euros anuales.

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La explicación que dan los economistas y los funcionarios, que trabajan en este ámbito es que el ... euríbor (que es el indicador que la banca utiliza en este país para determinar las cuotas hipotecarias) continúa subiendo.

Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo y antes, directora gerente del Fondo Monetario Internacional, razona esa subida diciendo que «consideramos que nuestros tipos han alcanzado niveles que, mantenidos por una duración suficientemente larga, harán una contribución sustancial al retorno oportuno de la inflación hacia nuestro objetivo».

A mí, desde luego, se me escapa esta explicación y me trae a la memoria una frase que hace años escuchaba a algunos estudiantes de derecho, que en plan de broma hablaban de la concomitancia del poder claudicante cuando querían referirse a algo poco entendible o sin mucho sentido.

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Por supuesto que aquella frase tenía sentido y conviene no olvidar que el lenguaje nunca es inocente.

Continuando en el campo del derecho, recuerdo también ahora a un conocido abogado, que recomendaba a sus colegas que cuando en un pleito se quedaran sin argumentos intentasen «embarrar» el juicio.

Trato de explicar que los dueños del sistema intentarán justificar con palabras y expresiones poco entendibles para la mayoría de la población esa subida constante del 'indicador' bancario que beneficia, siempre, a unos pocos y perjudica, siempre, a una inmensa mayoría.

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No está de más, entonces, recordar aquí a Bertolt Brecht cuando decía aquello de «los de arriba / se han reunido en una sala/ hombre de la calle/ abandona toda esperanza».

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