Fortunas

No pretendo utilizar estas líneas, y estos datos, para hablar de desigualdad y de injusticia, aunque también, sino que intento señalar la sinrazón de un mundo en el que hace, ya, mucho tiempo se perdió el más mínimo atisbo de racionalidad ya que, además, estas cifras aumentan cada año y todo hace pensar que la locura en la que vive esta sociedad irá aumentando cada día más.

En este sentido el informe de Oxfam, que no tiene desperdicio, afirma que en los últimos cien años «los ingresos del 10% más rico de la población mundial superaban en 18 veces a los del 50% más pobre; en 2020, eran ya 38 veces mayores»; y todos los expertos coinciden en que ese camino no tiene vuelta a atrás.

En estos días leeremos noticias, y escucharemos hablar, del Foro de Davos, en el que algunos de esos personajes continuarán poniendo en común sus herramientas para seguir esquilmando a la mayor parte de la población mundial: «Más de 3.500 millones de personas viven por debajo del umbral de la pobreza de 6,85 dólares por día, según el Banco Mundial». Esta es la realidad y ante ella el silencio es atronador, cautivas y desarmadas las fuerzas de progreso los dueños del mercado ponen su vista, ya, más allá del mundo conocido y el universo es su próximo objetivo.

Sin embargo el fin de la historia no está escrito y la última palabra no está dicha.