Uno de cada diez

Se asegura también en el citado informe que no poder hacer frente a un gasto extraordinario de 650 euros o que la vivienda no disponga de lavadora o teléfono, son algunas de las características que definen ese vivir en riesgo de exclusión social y que no sólo significa un problema en su vida actual, sino que podrá «afectar significativamente» el desarrollo físico, emocional y cognitivo en el futuro.

Creo que no merece la pena hablar aquí de algunas de las otras características que definen la carencia material severa, porque si en un hogar no se dispone de teléfono o lavadora mucho menos se podrán ir de vacaciones una vez al año o podrán comer carne o pescado cada dos días o se podrá mantener la vivienda a una temperatura apropiada.

Esta realidad que viven los menores y adolescentes en este país sitúa a España como segundo estado de la Unión Europea en relación con la pobreza infantil, siendo solamente superada por Rumanía.

No deja de llamar la atención que esta realidad, lejos de mejorar, va en aumento año tras año, sobre todo cuando al mismo ritmo que aumenta la pobreza aumenta de manera escandalosa el número de personas ricas, generando cada día que pasa una desigualdad insultante.

Mientras esto sucede, desde púlpitos de todo tipo se habla del problema de la natalidad en España uno de los pocos países en Europa, recordemos, que no dispone de una prestación para la crianza. Sin embargo, esto, como todo, tiene solución.