Con muy pocos días de diferencia, han muerto en lugares muy distantes, y en condiciones muy distintas, dos grupos de siete personas, mientras se ocupaban en sus quehaceres

Publicidad

El primer accidente se produjo en Baltimore, Maryland, EE. UU, cuando un puente se vino abajo debido ... al choque de un barco contra uno de los pilares que sujetaban la estructura metálica, sobre la que en ese momento trabajaban siete obreros que cuidaban de su mantenimiento.

El segundo, esta misma semana y en el que sería más correcto utilizar el término crimen y no accidente, ocurrió en Palestina por al ataque del ejército israelí que dejó sin vida a siete cooperantes de una ONG. En el primer caso, los siete muertos eran de diferentes países centroamericanos (Honduras, Guatemala, El Salvador…). En el segundo, los países de los muertos eran Australia, Polonia, el Reino Unido, un cooperante con doble ciudadanía de Estados Unidos y Canadá, y Palestina.

Traigo a colación las nacionalidades de los catorce fallecidos porque el tratamiento de los medios de comunicación no ha sido el mismo para unos muertos que para otros.

Los primeros, tras unas horas, quedaron en el olvido y lo más importante durante los días siguientes fue hablar de la catástrofe que significaba para Baltimore la pérdida de un puente tan emblemático.

Publicidad

De los segundos, y de sus nacionalidades, se continúa hablando hoy, olvidando los miles de cadáveres de nacionalidad palestina que día tras día llenan las morgues y las calles de Gaza desde el inicio de la invasión llevada a cabo por el ejército de Israel.

Parece evidente que para los creadores de opinión hasta en la muerte la nacionalidad de los cadáveres tiene su importancia, y así nos va.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

3 meses por solo 1€/mes

Publicidad