Un buen número de economistas y expertos en el mundo de las finanzas han definido ya al nuevo año iniciado hace cuatro días: «2024 o el año de las 4 D: desaceleración, desinflación, deuda y desglobalización».

Publicidad

No deja de llamarme la atención que algunos de ... estos personajes, casi todos ellos vinculados de una manera u otra al Fondo Monetario Internacional, son los mismos que hasta hace bien poco hablaban, y no paraban, de los beneficios que para el mundo significaba la globalización.

Quizás, antes de continuar adelante, no esté de más explicar el significado que según el Diccionario de la Lengua Española tiene la palabra globalización y que es «la tendencia de los mercados y de las empresas a extenderse alcanzando una dimensión mundial que sobrepasa las fronteras nacionales».

Aunque pienso que no es necesario incidir mucho más en ello, lo que queda claro meridiano es que el protagonismo de las empresas multinacionales pasa, a partir de la globalización, a imponer un papel determinante en la economía mundial. Ese papel llevó en los últimos años a importantes ruinas económicas que destrozaron economías locales, pero que resultaron de una utilidad insultante a esas grandes compañías transnacionales para aumentar sus beneficios.

Publicidad

Hace poco, un domingo pude ver en el Rastro un busto de Lenin, artífice de la revolución rusa, que en 1916 escribió, y definió, en el libro 'Imperialismo, fase superior del capitalismo', lo que en definitiva era la globalización.

Pero ya ven: unos no tienen ningún problema en desdecirse de sus teorías todas las veces que sea necesario, porque saben que sus posaderas se continuarán sentando en mullidos sillones, y otros, como el bueno de Vladimir, acabarán con su busto en el rastro a quince euros para quien quiera comprarlo.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

3 meses por solo 1€/mes

Publicidad