Contemplo cómo se desmantela una antigua fábrica, grandes máquinas están tirando las paredes de una industria que a lo largo de muchos años, además de dar de comer a las familias de quienes prestaban allí sus servicios, cobijó los sueños de los trabajadores que gracias ... a su esfuerzo pensaban que otra vida sería posible.

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En pocas semanas unos grandes carteles, con el nombre de la inmobiliaria en primer término, hablarán de nuevas viviendas y aquel tiempo y ese solar serán sólo un recuerdo y los sueños de entonces se convertirán en otras ilusiones, en otras esperanzas y los ruidos de maquinarias y motores, que podían escucharse a lo largo de las interminables jornadas laborales, se sustituirán por las conversaciones en los portales de los edificios y por los ladridos de alguna mascota. Los llantos de los bebés, pese a la delgadez de las paredes, apenas si se escucharán, porque serán muy pocas las parejas que se decidan a tenerlos.

Hay miles de pisos vacíos, pero se continúa construyendo con unos precios que obligan a empeñarse de por vida a quien quiera acceder a ellos, si bien es cierto que existen personas que no quieren adquirir un piso para vivir, sino que hablan de invertir y utilizarán la compra como una segura fuente de ingresos.

Dificultad para la mayoría de la población para acceder a una vivienda; oportunidad dicen, por otro lado, constructoras, inmobiliarias y fondos buitre, quienes apoyados por sus corifeos, con algo tan necesario para el ser humano vuelven a hacer caja.

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Está bien, por supuesto, que todo el mundo aspire a tener una vivienda, pero algo está mal en un sistema en el que acceder a ese sueño se convierte en pesadilla, llevando a la infelicidad a quien aspire a conseguirlo y que los años por venir tengan que vivirlos cargados de zozobra.

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